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Irán vive la mayor manifestación reformista de los últimos tres años

La policía antidisturbios iraní intervino ayer con severidad en una concentración en memoria de un intelectual asesinado, que se convirtió en la mayor manifestación prorreformista desde las grandes protestas estudiantiles de 1999. Al menos una docena de personas fueron detenidas. Con anterioridad, los participantes, cerca de 4.000, sufrieron la ira de un centenar de extremistas que gritaban "¡Hezbolá, Hezbolá!". Hezbolá significa Partido de Dios y se ha convertido en el grito de guerra de los radicales islámicos iraníes.

La manifestación estaba convocada en memoria de Dariush Foruhar, un opositor nacionalista asesinado junto a su mujer en 1998 por miembros de los servicios secretos iraníes. El caso agitó en su día los cimientos del régimen iraní y obligó a los conservadores, que controlan los hilos del sistema, a aceptar una limpieza del ministerio responsable. La de ayer era también la primera protesta en dos semanas que no estaba organizada por el movimiento estudiantil y en la que intervenían las fuerzas de seguridad.

Los incidentes están, sin embargo, confusos. En tanto que unas fuentes relatan que los policías intentaron impedir que los manifestantes se congregaran en torno a una mezquita del sur de Teherán, otras hablan de que los antidisturbios se desplegaron en torno al lugar de culto y trataron de protegerles frente a la agresión de unos 150 extremistas. La agencia France Presse incluso difundió una fotografía en la que un manifestante besaba a un policía antidisturbios en agradecimiento por su protección.

Puñetazos y patadas

Puede que hubiera un poco de todo. Al parecer, los extremistas y algunos policías de paisano se habían mezclado entre los congregados y se liaron a puñetazos y patadas con la intención de disolverlos. Sin embargo, los manifestantes se negaron a dispersarse y empezaron a corear "Libertad para los prisioneros políticos". Algunos salieron sangrando por la nariz y con cortes en la cara. Al menos una docena de personas, incluidos algunos periodistas locales, fueron esposados e introducidos en coches policiales.

"Tengo miedo, pero al mismo tiempo estoy harta de estas presiones", declaró una señora de mediana edad que se identificó como Mina. "Hemos venido aquí por la libertad del país". Muchos de los manifestantes, de edades y orígenes sociales diversos, dijeron haber conocido la convocatoria a través de los canales por satélite iraníes que emiten desde EE UU.

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Los incidentes se producen en medio de una creciente tensión política, en la que el presidente Mohamed Jatamí, considerado un moderado, está atascado en una lucha de poder con los duros del régimen, que controlan la judicatura, las Fuerzas Armadas y varios órganos estatales de designación. Jatamí, que ha amenazado con retirarse si los conservadores continúan obstruyendo sus planes de reforma, trata de sacar adelante una legislación que le dé más poder para gobernar el país.

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