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Reportaje:MÚSICA

El embrión del ritmo global

Diego A. Manrique

Hubo también una insurrecta "generación del 68" en la República Federal de Alemania. Y fue particularmente fértil en lo musical, con un rock alemán radical en planteamientos políticos, estéticos y vitales. Sus propuestas no se limitaron a lo que ahora se reivindica en los países anglosajones como krautrock. De hecho, Dissidenten es continuador de aquellas experiencias internacionalistas.

El germen está en Embryo, banda de inclinaciones jazzísticas que en 1978 emprendió un iniciático viaje a la India, mil aventuras mientras cruzaban un Afganistán republicano sin invasores y un Irán donde se desvanecía el ensueño occidental del sha. En Majda Pradesh, la caravana berlinesa fascinó a un marajá que se convertiría en protector de aquellos hippies rigurosos. Mülrich, Marlon Klein y Friedo Josch quedaron transformados por los mundos que conocieron. En 1981, se bautizaron los Disidentes de Embryo antes de independizarse definitivamente. Otros contemporáneos germanos habían sentido la llamada de Oriente: Holger Czukay, de Can, inició poco antes la era del etno-collage -generalmente, una invención atribuida al tándem David Byrne-Brian Eno- con Persian love. Dissidenten tomó un camino más tortuoso: la existencia nómada, la distancia frente a la gran industria discográfica, la convivencia con músicos de otras culturas. Marlon define la naturaleza del intercambio; "generalmente, conectamos con artistas heterodoxos dentro de sus tradiciones, con conocimientos previos de lo occidental. Lo que sale del encuentro no es música étnica. De hecho, gustamos en aquellos países, pero nos consideran definitivamente una propuesta foránea".

Además de audacia conceptual, el trío ha demostrado un alto sentido de la diplomacia necesaria para desenvolverse, a la vez, entre los márgenes y las alturas de sociedades cerradas. Tras dos años en la India, se instalaron en Marruecos, donde usaron los contactos de Paul Bowles para profundizar en las músicas magrebíes y grabar en edificios protegidos con la Real Orquesta Nacional y figuras más bohemias. De rebote, Dissidenten captó el Zeitgeist de las pistas de baile con Fata Morgana, éxito en el Mediterráneo a mediados de los ochenta. Incluso, eligieron Madrid como base para giras y grabaciones. Esa afinidad por lo bailable les sirvió para reinventarse como compañeros de viaje del trance o afirmarse como pioneros del ethno-techno; celebraron sus 20 años de existencia con 2002: a worldbeat odissey, 10 remezclas de sus piezas. Según Uve, "los niveles de conciencia que los oyentes surasiáticos o norteafricanos consiguen, con o sin alucinógenos, no se diferencian tanto del que se logra aquí con máquinas y drogas sintéticas".

Fundadores del sello Exil Musik, Dissidenten ha desarrollado su obra fuera de las multinacionales, aparte de una breve relación con Sire/Warner. Aunque actuaron en Canadá, Estados Unidos o Reino Unido, rechazaron la posibilidad de incluir voces en inglés hasta 1996, cuando se incorporó Bajka, la niña que nació en la primera expedición a la India, que había crecido en países anglófonos. Uve: "Con la oposición al inglés, materializábamos nuestra disidencia frente a ese imperialismo musical anglosajón. Pero también era una barrera que nos limitaba el acceso a un público que, en Nueva York o en Glastonbury, nos había demostrado su simpatía".

Dissidenten tiene su centro de operaciones en Berlín aunque sus miembros -y sus colaboradores- andan desperdigados por cuatro continentes. Así, sus nombres aparecen en los proyectos más inesperados: Friedo puede tocar con la rapera Foxy Brown y Marlon colabora regularmente con el rockero Gary Wright (Dorian Wright, su hija, también ha sido artífice del rejuvenecimiento de Dissidenten).

Los Disidentes del siglo XXI encarnan una variedad del hippie cibernético: son veteranos excitados con las posibilidades de las nuevas tecnologías y los actuales modos de expresión, que integran hasta una vídeo-jockey en sus conciertos. En la próxima visita, no cuentan con Charlie Mariano, el histórico saxofonista que ha sido cómplice en muchos discos, pero sí con otro viejo amigo, el español Tomás San Miguel.

Dissidenten actuará el 26 de noviembre en Fuenlabrada (Universidad Juan Carlos I); el 27, en Madrid (Caracol); el 29, en Zaragoza (Centro Cultural Delicias); el 30, en Barcelona (La Paloma). En enero vuelve al Festival Actual, en Logroño. Para primavera saldrá un primer recopilatorio del grupo, exclusivo para España.

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