Ver a los divos del pasado

La suntuosidad vocal de Renata Tebaldi, la estremecedora potencia de Mario del Monaco y Franco Corelli, la elegancia exquisita de Alfredo Kraus y Carlo Bergonzi, la prodigiosa técnica belcantista de Montserrat Caballé, Beverly Sills y Joan Sutherland o el incomparable talento dramático de María Callas son referencias obligadas en la historia de la interpretación operística del siglo XX. Si escuchar sus discos emociona, ver en escena a las estrellas de la ópera es uno de los grandes placeres que pueden permitirse los amantes de la ópera. Varios sellos especializados en grabaciones históricas lanzan en DVD verdaderas joyas del pasado incorporando al soporte digital producciones teatrales, transmisiones televisivas, películas y programas en estudio, que constituyen un fabuloso archivo de la nostalgia.

Las versiones, filmadas y editadas con la técnica de play back, constituyen un viaje por el túnel del tiempo para contemplar cómo se montaban las óperas hace cuarenta años

La forza del destino, de Verdi, filmada en el teatro San Carlo de Nápoles en 1958 por la RAI, fue una de las pioneras transmisiones en directo que se hicieron en Italia. Poco importan los añejos decorados de cartón piedra y la primaria técnica televisiva: la producción, editada por Hardy Classic Video, documenta una época gloriosa del canto italiano: Tebaldi, Corelli, Ettore Bastianini, Boris Christoff, Renato Capecchi y Oralia Domínguez, bajo la experta dirección musical de Francesco Molinari Pradelli. Basta escuchar la prodigiosa afinación, la irresistible belleza del canto de la Tebaldi, para caer rendido ante una de las indiscutibles divas del siglo. Si añadimos la bravura y la entrega de Corelli y Bastianini, o la majestuosa voz de Christoff, tenemos un retrato de época difícilmente superable.

El sello VAI apuesta con pasión por la recuperación de las imágenes del pasado. Una de sus referencias documenta otro de los grandes caballos de batalla de la Tebaldi: Tosca, en una producción filmada en 1961 en la Ópera Estatal de Stuttgart, con el tenor Eugene Tubin y el bajo George London, dirigida por Franco Patané. Y para los amantes del belcanto, el sello rescata alguna de las memorables interpretaciones donizettianas de la diva estadounidense Beverly Sills: un montaje de Roberto Devereux del año 1975, una versión de La hija del regimiento, cantada en inglés, y La traviata verdiana, con Julius Rudel en el foso.

La fiesta belcantista continúa con las actuaciones de Joan Sutherland en el programa televisivo The Belle Telephone Hour, grabadas de 1961 a 1965, y los montajes de Norma, de Bellini, y Anna Bolena, de Donizetti, protagonizados por la gran soprano australiana en la Ópera de Canadá a principios de los ochenta, bajo la batuta de su marido, Richard Bonynge, y con compañeros de reparto como el bajo James Morris, el tenor Ben Heppner o la mezzosoprano Tatiana Troyanos. El catálogo se completa con dos títulos protagonizados por la soprano Anna Moffo: Lucia di Lammermoor, de Donizetti, y La traviata, junto a Franco Bonisolli y Gino Bechi, filmada en la Ópera de Roma.

Los montajes procedentes de los archivos de la RAI documentan, con las lógicas limitaciones técnicas de la época, la bravura vocal de Mario del Monaco en dos de sus papeles verdianos más emblemáticos: Otello, junto a Rosana Carteri y Renato Capecchi, y Manrico, de Il trovatore, en un soberbio reparto con la gran soprano turca Leyla Gencer, la temperamental mezzosoprano Fedora Barbieri y el excelente Ettore Bastianini. Las versiones, filmadas respectivamente en 1958 y 1957, y editadas con la técnica de play back, constituyen un viaje por el túnel del tiempo para contemplar cómo se montaban las óperas hace cuarenta años. Las cámaras de televisión, con técnica pionera, potencian aún más el sabor añejo de una época que centraba la fiesta operística en la arrolladora personalidad vocal de los divos.

Entre las grabaciones históri-

cas, los escasos documentos filmados que permiten ver en acción a la legendaria María Callas siguen siendo una referencia que el sello Emi ha comercializado en DVD. A la cabeza de todas sus filmaciones, el segundo acto de Tosca en la Ópera de París en 1958, junto al soberbio Tito Gobbi, que nos permite intuir el carisma teatral de dos monstruos de la escena que exploraban cada matiz, cada palabra, cada gesto.

La producción de Don Giovanni dirigida por Wilhelm Furtwängler editada por Deutsche Grammophon es otro de los clásicos indiscutibles. La interpretación, plena de vida dramática, sabiamente contrastada y llena de espíritu romántico, no es sólo un vigoroso testimonio del arte de Furtwängler: es también el retrato fiel de una generación mozartiana única, filmado en 1954 en el Felsenreithschule de Salzburgo, espacio transformado en estudio cinematográfico para plasmar en la pantalla la concepción escénica creada por el arquitecto Clemens Holzmeister y el director de escena Herbert Graf, filmada por el propio Holzmeister hace prácticamente medio siglo. Cesare Siepi encabeza con su sensual, potente y arrolladora interpretación de Don Juan un espléndido reparto en el que figuran Elisabeth Grümmer, Lisa della Casa, Anton Dermota, Walter Berry, Otto Edelman y Erna Berger.

También debe considerarse un clásico la versión del Réquiem verdiano dirigida por Herbert von Karajan en 1967 en la Scala de Milán, con Leontyne Price, Fiorenza Cossotto, Luciano Pavarotti y Nicolái Ghiaurov, en una filmación dirigida por Henri-Georges Clouzot.

Sublime es, también, la Norma que Montserrat Caballé protagonizó en el Teatro Romano de Orange en 1974 junto a Jon Vickers, Josephine Veasey y Agostino Ferrin. En un estado de gracia, la diva catalana firmó una de las mejores actuaciones de su carrera, felizmente conservadas por los archivos del INA de París. También es posible disfrutar en imágenes del arte del desaparecido Alfredo Kraus; su mejor testimonio en DVD es Lucrezia Borgia, de Donizetti, con la Sutherland, en un montaje del Covent Garden de 1980 editado por Pioneer con un espléndido sonido. Mucho más mediocres técnicamente resultan los montajes de Rigoletto, de Verdi, y Faust, de Gounod, editados por Hardy Classic con una pésima calidad de imagen, y sólo recomendables para coleccionistas furibundos.