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Reportaje:

Energías que generan ocio

El antiguo pabellón de Hungría se reabre con contenidos medioambientales

Tereixa Constenla

El antiguo pabellón de Hungría, construido para la Expo 92 por el arquitecto húngaro Imre Makoveck, abrió ayer sus puertas reconvertido en un espacio de entretenimiento, divulgación e investigación relacionado con las energías renovables y el medio ambiente. El proyecto, en el que varias empresas privadas han invertido 12 millones de euros, ofrece 2.000 metros cuadrados en los que se combinan las áreas dedicadas a exposición con espacios formativos y zonas dedicadas a la investigación.

El director del Pabellón de la Energía Viva, José Antonio Zaragoza, destacó la iniciativa como una de las más innovadoras "tanto empresariales como académicas que se realizan en España". Zaragoza considera que el pabellón convertirá a Sevilla "en un referente de la innovación tecnológica aplicada al medio ambiente".

El centro intenta mostrar el carácter lúdico de las nuevas tecnologías que se aplican en el medio ambiente para ahorrar energía, generar electricidad limpia, combatir la contaminación atmosférica. A través de una exposición interactiva, donde están vedados los carteles de no tocar, se muestran tres grandes áreas. Los niños que visiten las instalaciones podrán participar en talleres educativos organizados por monitores del pabellón.

La dedicada a las energías renovables, que ocupa el mayor espacio, muestra maquetas de presas hidroeléctricas, electrodomésticos de bajo consumo, aerogeneradores reales e instalaciones fotovoltaicas, entre otros.

También se ha reservado una zona para mostrar los cultivos hidropónicos (sin suelo) y avances en domótica al servicio del ahorro de la energía en el interior de las casas. De hecho, los antiguos campanarios del pabellón de Hungría se han reconvertido en un hogar "domotizado". Mientras que los cultivos hidropónicos se exhiben junto al árbol de la vida.

En el área de gestión ambiental, el centro expone maquetas, carteles y paneles sobre reciclaje, depuración de aguas residuales o gestión de residuos. Además de la zona expositiva, el Pabellón de la Energía Viva desarrollará actividades de formación como cursos sobre arquitectura bioclimática o en energías renovables. En materia de investigación, el pabellón publicará informes medioambientales y estudios sobre descontaminación de suelos industriales, eficiencia energética o arquitectura bioclimática, en colaboración con centros académicos y empresas colaboradoras.

Los promotores del proyecto señalan que responde al concepto de "pabellón temático" de la Exposición Universal y ofrece una nueva alternativa de educación y ocio. Para divulgar las innovaciones sobre energías renovables y medio ambiente, los gestores del pabellón han cerrado acuerdos con empresas punteras en la investigación de cultivos hidropónicos, domótica, energía solar o construcción.

El santuario del 'roble de la vida'

Incluso en un recinto como el de la isla de la Cartuja donde el arte efímero diseñado para la Exposición Universal legó creaciones, afortunadas o no, bien curiosas, el edificio que albergó la oferta húngara se convirtió en uno de los más llamativos.

Su autor, el arquitecto húngaro Imre Makoveck, se inspiró en una iglesia rural en la que se alzan siete torres donde se incluyeron iconos católicos, ortodoxos e islámicos, entre otros. En las espadañas, conectadas entre sí a través de una pasarela, se instalaron 14 campanas de bronce, que volverán a repicar con la melodía que sonó durante los meses de la muestra del 92 después de su recuperación.

La rehabilitación del pabellón, dirigida por el arquitecto Enrique Morales Méndez, ha respetado la estructura primitiva al máximo para adaptarlo a su nuevo uso sin cambiarlo demasiado, aunque se ha intervenido en aquellos elementos de carácter más efímero.

Algunas de las ideas primitivas se han realzado, como el espacio que alberga un gran roble seco con raíces visibles a través del suelo de cristal, que se ha bautizado como el "árbol de la vida".

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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