El nuevo túnel de la autovía del Cantábrico descubre un tesoro geológico
Las obras han abierto una ventana al pasado de la vida en la Tierra
Los geólogos y paleontólogos suelen hacer el trabajo de campo, martillo en mano, picando alguna veta del terreno y rompiendo rocas que encierren fósiles o vestigios de la formación terrestre, experiencia normalmente acompañada de frustración cuando los datos se pierden en las entrañas del subsuelo inaccesible. Pero en esta ocasión, unos científicos españoles han contado con la insólita ayuda de explosivos, excavadoras y camiones gigantescos al atravesar de lado a lado una sierra asturiana para la construcción del túnel de El Fabar, que está a punto de ser inaugurado, en un nuevo tramo de la Autovía del Cantábrico (entre Villaviciosa y Ribadesella). Ha sido una oportunidad única para los geólogos y paleontólogos que han identificado y recuperado el tesoro de datos escondido allí, en la sierra del Sueve.
El hallazgo de niveles ricos en fosfatos y en caolín ofrece perspectivas económicas
La obra corta capas de edades comprendidas entre 435 millones y 500 millones de años
"Hay descubrimientos de índole estratigráfica y de índole paleontológica, muchas novedades que se estudiarán en colaboración con otros especialistas", anuncia Juan Carlos Gutiérrez Marco, director del Instituto de Geología Económica (CSIC-Universidad Complutense).
La historia se remonta al año 1999, cuando Gutiérrez Marco, de vacaciones en la zona, vio que se iba a perforar un túnel de la autovía bajo una sierra que él conocía bien porque la había explorado en busca de rastros del palecontinente Gondwana, que existió hace 500 millones de años y cuyos fragmentos están integrados ahora en territorios tan distantes como la Península Ibérica o Argentina.
Un agujero de varios centenares de metros en el corazón de la montaña, donde estarían inalteradas las capas que afloran en la superficie, era una ocasión provocadora para este geólogo-paleontólogo. Se puso en contacto con la Demarcación de Carreteras del Estado en Asturias y con las empresas constructoras Fomento y Dragados, cuyo geólogo, Oscar Pérez Hernández, se entusiasmó con el proyecto. La propuesta científica no pudo ser mejor recibida. La oferta de financiación para el proyecto y los permisos para estudiar la roca a medida que se fuese perforando el túnel y para tomar tantas muestras como quisieran del material iban acompañados de una sola condición: no interferir en la marcha de la obra.
Gutiérrez Marco se refiere a la zona como "laboratorio geológico de la sierra del Sueve" y habla con entusiasmo acerca de la campaña y del resultado. "Hemos encontrado muchos fósiles de especies desconocidas en España, y la columna estratigráfica, en la que se van registrando todas las capas que se presentan en la perforación, supone un protocolo geológico integral del yacimiento", explica. Esa columna, una vez culminado el trabajo in situ, mide seis metros y medio y describe, con datos pormenorizados, 600 metros en el terreno con estratos superpuestos.
Se han identificado 208 horizontes paleontológicos (niveles con fósiles), 181 de ellos en el túnel y el resto en nuevos yacimientos en superficie identificados gracias a la información recabada en la perforación de la autovía. El túnel atraviesa materiales de edades comprendidas entre los 435 millones y los 500 millones de años, la base misma del período geológico denominado Ordovícico.
Además, los científicos han rescatado una colección de muestras seleccionadas entre las toneladas y toneladas de material arrancado por las máquinas de la obra. En total son unos 3.000 kilos que están depositados de momento en el Museo Geominero de Madrid (cuya directora, Isabel Rábano, participa en la investigación) y en un laboratorio de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense.
Las obras comenzaron en 1999, informa el Ministerio de Fomento, y se construyeron dos túneles paralelos de 1353 metros cada uno, para las dos calzadas, de 12 metros de ancho en la base. El trabajo científico se ha centrado en el túnel Sur, pero el otro, el Norte, ha redondeado la excelencia de la ocasión brindando la oportunidad de completar detalles o duplicar las evidencias halladas en el primero, como si de una copia de seguridad se tratara.
"El Dr. Gutiérrez Marco se dirigió a este Ministerio demandando autorización para realizar este estudio y se consideró una oportunidad única por el interés del trabajo, sobre la base a los datos que aportó", explican en la Demarcación de Carreteras del Estado.
Una vez obtenido el permiso, se plantó en las obras del túnel de El Fabar otro geólogo, Enrique Bernárdez, para hacer el trabajo de campo día a día, y durante cinco meses, en 2001, no se apartó del tajo. Mientras las máquinas avanzaban fue midiendo, registrando y tomando muestras, con la ayuda periódica de su colega de la Universidad Complutense. Al poco tiempo vieron que el problema en el yacimiento no era la escasez de material, sino al contrario: el auténtico quebradero de cabeza era dónde depositar el botín científico en espera de ser analizado.
"Creo que España no se ha hecho nunca una excavación así, y en otros países... se han aprovechado túneles en Praga y en Oslo asociados a obras del metro", recuerda Gutiérrez Marco. "En el Reino Unido también hay alguna experiencia de exploración geológica y paleontológica del ordovícico asociada a la construcción de acueductos subterráneos".
A la espera de hacer análisis completos, los investigadores ya adelantan novedades importantes. Por ejemplo, el hallazgo de fósiles de aguas profundas que desmonta una hipótesis que estaba ganando partidarios últimamente, según la cual esta zona sería una tierra prácticamente emergida hace más de 470 millones de años en Gondwana. Esto explicaría la ausencia de fósiles marinos en las capas de dicha edad, pero la riqueza de vestigios de los mismos en El Fabar sitúa estas capas -ahora integradas en la península Ibérica- en la plataforma continental de aquel continente ancestral, señalan los investigadores.
Graptolitos, braquiópodos, trilobites, moluscos... hasta 200 especies de invertebrados, algunas de ellas nuevas, han ido apareciendo en los escombros del túnel de la autovía.
Unos microfósiles excepcionalmente bien conservados de fitoplancton oceánico han sorprendido ya a los expertos de la Universidad de Pisa (Italia) que han hecho estudios preliminares. Su estado es muy semejante a los de Argelia, Libia o Arabia Saudí, lo que explicaría la presencia del petróleo que manaba durante la excavación del túnel en Asturias, no en cantidades ni condiciones explotables, advierten los expertos, pero sí de interés científico.
Lo que sí ofrece perspectivas económicas es el hallazgo de niveles ricos en fosfatos y de una espesa masa de caolín (materia prima muy apreciada en la industria cerámica) que triplica los 1.800 kilómetros cuadrados de la capa de ese mineral ya explotada en la región.
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