El Athletic juega con fuego
El Rayo malgasta el gol de Bolo y el conjunto bilbaíno remonta de nuevo
Acostumbrarse a remontar no es un buen consejo para ningún equipo de fútbol. Es síntoma de debilidad. El Athletic es tan flaco que todo el mundo le mete goles. Lo hizo el Rayo en su primer tiro a puerta del partido gracias a un nuevo error personal de los defensores -en este caso, la ruleta eligió al joven Murillo- y volvió a desnudar todo el entramado rojiblanco.
El Athletic se ha acostumbrado a tirar por tierra su juego y luego dedicarse a recoger los despojos para hilvanar algo parecido al fútbol. Con dos líneas de cuatro y Onopko de tapón, el Rayo se bastó para que el Athletic manifestara todas sus carencias. Y eso que, por fin, San Mamés descubrió que Etxeberria puede parecerse a Etxeberria. El extremo aprovechó la impericia y la candidez de Graff, un retal de lo que debe ser un lateral, para tirar de repertorio, apoyado por el desgaste fisico de Gurpegui, un futbolista muscular.
ATHLETIC 2 - RAYO VALLECANO 1
Athletic: Lafuente; Javi González, Lacruz, Murillo (Tiko, m. 69), Larrazabal; Gurpegui, Alkiza; Etxeberria, Ezkerro (Guerrero, m. 76), Arriaga (Karanka, m. 86); y Urzaiz. Rayo Vallecano: Imanol Etxeberria; Mario, Mainz, Corino, Graff; Onopko; Peragón (Dorado, m. 65), Azkoitia, Mora (Míchel, m. 67), Julio Álvarez; y Bolo (Bolic, m. 70). Goles: 0-1. M. 44. Error de Murillo al controlar el balón que aprovecha Mora para asistir a Bolo, que marca de tiro ajustado al poste. 1-1. M. 76. Centro de Tiko desde la derecha que cabecea Urzaiz marcando los tiempos. 2-1. M. 80. Penalti de Corino a Arriaga que transforma Larrazabal. Árbitro: Pérez Perez. Expulsó a Azkoitia (m. 88) por doble amonestación y mostró tarjetas amarillas a Lacruz, Urzaiz, Peragón y Mora. Unos 35.000 espectadores en San Mamés.
Pero quien marcó fue el Rayo en una acción circunstancial. Y de nuevo, la heroica. De nuevo, Urzaiz, desafortunadísimo toda la tarde, que conectó un cabezazo en cuanto tuvo un asistente, Tiko, que le jugara como se debe. Y luego, el chispazo. Por fin, una jugada hábil, inteligente, descarada en el partido y del futbolista más joven en el campo, Arriaga, que Corino frustró con un penalti inapelable. Demasiados goles para tan poco fútbol. Demasiado premio para un Athletic tan famélico.
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