Estrangulado junto a la comisaría
La policía investiga la muerte de un hombre asesinado en su apartamento, a sólo 400 metros de la Jefatura Superior
Un nuevo homicidio, del que no ha informado la policía, se suma a la larga lista de 59 muertes violentas registradas en la región durante 2002. Un hombre de 33 años, Javier Guerrero Girón, fue encontrado muerto el pasado día 5 en su apartamento del distrito de Moncloa. La víctima fue asesinada a golpes. Además, su homicida había empleado una cuerda o un cordón para estrangularle. El Grupo VI de Homicidios de la Policía Judicial se ha hecho cargo de las investigaciones. El domicilio de la víctima está a unos escasos 400 metros de la Jefatura Superior de Policía, en la calle del Doctor Federico Rubio y Gali.
La última vez que Guerrero fue visto con vida fue la tarde del lunes 4, cuando regresaba a su domicilio en el número 5 de la calle del Almirante Francisco Moreno. Según el conserje de la finca, Faustino, lo encontró "más contento" que en otras ocasiones. Un "buenas tardes" fueron las únicas palabras que se intercambiaron antes de que el empleado de la finca cerrara el chiscón y se marchara.
El interior del piso estaba revuelto como si el agresor buscase objetos de valor
Hasta ahí todo fue normal. Sin embargo, el martes, varias circunstancias alertaron al conserje de que algo raro ocurría en el apartamento F de la planta séptima, en el que vivía Guerrero. Varios compañeros suyos se acercaron al domicilio porque no contestaba al teléfono. Tampoco había acudido al trabajo. El portero intentó comunicar por el telefonillo varias veces, pero no logró hablar con él. Cuando iba a terminar su turno, el conserje subió a la casa de Guerrero. Llamó a la puerta y, al ver que no obtenía respuesta, sacó la llave que tiene de la vivienda y abrió. La sorpresa fue mayúscula al encontrar al inquilino muerto.
Según fuentes judiciales, llevaba varias horas fallecido. Estaba en el suelo, con la cabeza ensangrentada, como si le hubieran pegado con un objeto contundente.
A esta imagen se sumó que el interior de la vivienda estaba revuelto, como si el agresor hubiese buscado objetos de valor o pertenencias personales de la víctima. Y las encontró. De hecho, según fuentes judiciales, los familiares y amigos de la víctima echaron en falta el ordenador personal, los teléfonos móvil y fijo de la vivienda, dinero y su documentación.
En un principio, estos indicios hacen pensar a la policía que el crimen se debió a un robo en la vivienda y que Guerrero, al ver lo que pasaba, opuso resistencia. Ésa sería la teoría más fácil, pero los investigadores sospechan que detrás del caso puede haber otros móviles aún por esclarecer. Por eso, el homicida quiso despistar a la policía simulando el robo en el interior de la vivienda. A eso se suma que la cerradura del apartamento no estuviera forzado ni que ninguna ventana estuviera rota, de lo que se deduce que el asesino conocía a su víctima. Guerrero no recibió ninguna visita el martes día 5.
Otro detalle que refuerza la sospecha de que Guerrero conociera a su víctima es que ninguno de los vecinos oyó gritos o ruido de pelea durante la noche del lunes y la madrugada del martes.
Fuentes próximas a la familia se quejaron de la nula información que les facilitan los investigadores sobre el caso.
El cuerpo de la víctima fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia. Guerrero fue enterrado el jueves 7 en el cementerio de la Almudena, tras ser velado en el tanatorio de la M-30. "Era una persona muy maja, que nunca había dado problemas en el tiempo que llevaba aquí. Siempre venía acompañado de amigos y conocidos muy normales, como él", señalaron fuentes próximas al fallecido. Guerrero medía 1,70 de altura, aproximadamente, y se caracterizaba por su complexión fuerte.
Conocidos de la víctima explicaron que llevaba siete años viviendo en el apartamento de alquiler, de 50 metros cuadrados. Antes había residido con su familia en el barrio del Pilar. Tenía tres hermanos (un varón y dos mujeres). Hace unos años había sido empleado en programas de radio, pero sus últimos trabajos se dedicaron a grabar documentales para televisión, como Mundos perdidos o La ruta de Samarkanda, entre otros.
El asesinato de Guerrero es el primero que se produce en el distrito de Moncloa este año. Este fallecimiento eleva a 59 las muertes violentas registradas en la región desde principios de año. En las mismas fechas de 2001 se habían registrado 85 homicidios.
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