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Crítica:MOTOS | Derbi GPR | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Escuela de pilotos

Una réplica a escala reducida de las motos de carreras para jóvenes aficionados

POSICIÓN DE CARRERAS, estética impactante y una mecánica digna de motos más grandes. La nueva Derbi GPR 50 Racing es un ciclomotor, pero aporta un talante deportivo y una sofisticación técnica que le sitúan por encima de estos modelos y se reflejan ya en el precio: 2.634 euros. Y para pilotar esta moto de carreras sólo hace falta tener 14 años y la licencia.

El diseño de la GPR es una réplica exacta de las Derbi de competición que participan en el Mundial de Velocidad. Y también la decoración, que incluye los adhesivos de los patrocinadores y realza su espíritu racing. Sólo el llamativo doble faro delantero superpuesto delata la diferencia.

Sin embargo, a pesar de su imagen, esta nueva Derbi es también una buena moto utilitaria: debajo del falso depósito de gasolina oculta un enorme y práctico hueco con capacidad para un casco integral que facilita el uso diario.

- GENIO EN PEQUEÑO

El propulsor de la Derbi GPR 50 Racing ofrece una respuesta increíble para su cilindrada. Es un monocilíndrico de 50cc refrigerado por agua, con engrase separado y seis marchas. Y, aparte de rendir unos respetables 8,5 CV a 8.500 revoluciones, sobresale por su respuesta a partir de medio régimen. Además tiene una sonoridad mucho más ronca de lo habitual en ciclomotores, y estos dos detalles delatan su garra y deportividad.

El resto de la mecánica está también a la misma altura y muestra una arquitectura que por eficacia y complejidad suele estar reservada a motos de alta cilindrada o de competición: frenos de disco en las dos ruedas, un robusto chasis de doble viga fabricado en chapa de acero, unas suspensiones con horquilla invertida delante y basculante con monoamortiguador y un sistema progresivo de bieletas atrás.

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- ESTABILIDAD SORPRENDENTE

A pesar de su deportividad, la postura a los mandos de la GPR es más cómoda de lo que cabría esperar, incluso para quinceañeros muy altos. Y lo mejor es que permite disfrutar un comportamiento excelente. La rigidez del chasis y la eficacia de las suspensiones proporcionan un agarre tan alto al asfalto que se echa de menos más cilindrada y potencia. Pero la nueva Derbi corre, frena y se maneja muy bien. Sólo las normas legales que regulan la velocidad de los ciclomotores limitan las prestaciones. Aun así, esta moto puede ser un juguete de capricho o una buena escuela para jóvenes con aspiraciones deportivas.

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