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EL NAUFRAGIO DEL 'PRESTIGE'

España desaloja el "Prestige" por riesgo de rotura y detiene a su capitán

Arrestado el capitán del petrolero, que ha dejado una mancha de fuel a cinco millas de tierra

El petrolero Prestige, que se escoró el miércoles como consecuencia del temporal y arrojó al mar 3.000 de las 77.000 toneladas de fuel que transportaba, se encontraba anoche a 65 millas, unos 120 kilómetros, de las costas gallegas, remolcado pero sin máquina y a punto de partirse en dos. El buque también estaba sin tripulación después de que sus oficiales y los técnicos holandeses que se hicieron cargo de él lo abandonaran ante el riesgo que entrañaba la situación para su seguridad personal. El capitán del petrolero fue detenido por las autoridades españolas cuando llegó a tierra.

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En los tanques del Prestige, que tiene en su casco una grieta de 35 metros, hay todavía más de 70.000 toneladas de fuel almacenadas. La mancha formada por las 3.000 toneladas que se derramaron tras la escora del buque, el pasado miércoles, permanece a unas cinco millas de tierra. El capitán, el griego Apostolos Maguras, fue detenido bajo la acusación de desobediencia a la autoridad y delito ecológico.

La situación del Prestige se complicó sobre las cinco de la madrugada de ayer, cuando navegaba a unas 60 millas de la costa, con su propia propulsión pero remolcado a la vez por dos embarcaciones españolas. El motor del buque comenzó a vibrar peligrosamente, y la tripulación y los equipos de rescate apagaron las máquinas ante el riesgo de que resultase dañada la estructura del buque, muy debilitada.

El petrolero, ya sin gobierno, continuó su marcha arrastrado por los remolcadores. A bordo del buque estaban siete técnicos de la compañía holandesa especializada en rescates Smit Tak, contratada por los armadores del Prestige para hacerse cargo de la emergencia desatada el miércoles por el temporal. El equipo de auxilio se había llevado a bordo planchas de hierro para intentar tapar la fisura del casco, pero no pudieron utilizarlas.

Una grieta de 35 metros

La grieta, que el jueves había provocado la rotura de dos tanques de combustible y el derrame de 3.000 toneladas de fuel, creció hasta los 35 metros, y los técnicos advirtieron del riesgo de que el barco se partiese en dos.

A las 16.30, los siete especialistas holandeses y los tres tripulantes que permanecían a bordo, entre ellos el capitán, no quisieron correr más peligros y pidieron ayuda para evacuar el buque. El petrolero se encontraba anoche 'casi quieto', ya que las malas condiciones del mar, con olas de entre seis y ocho metros, hacían inútil el esfuerzo de los remolcadores, según explicó el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa.

La rotura del barco parece inevitable, y los equipos de rescate se afanan ahora por retrasarla todo lo posible mientras intentan seguir alejándolo de la costa. Las autoridades evitan cualquier conjetura sobre la magnitud del derrame que se produciría. Fernández de Mesa advirtió de que sólo se vertería el fuel contenido en los tanques a los que afectase directamente la fractura. Como en la zona hay una profundidad de 2.400 metros, las autoridades confían en que parte del combustible derramado se solidificase al contacto con el agua fría, lo que mitigaría el daño ecológico.

Los técnicos de la Dirección General de la Marina Mercante opinan que las dos partes en que se rompería el petrolero mantendrían la flotabilidad, y los remolcadores podrían seguir arrastrándolas lo más lejos posible de la costa gallega.

La mancha de fuel derramado alcanzó ayer una longitud 14 kilómetros y una anchura de 9. Anoche, permanecía estable a unas cinco millas de tierra, entre los cabos Touriñán y Vilano, aunque se temía que un posible cambio de viento durante la noche pudiese acercarla a la costa, que de momento está limpia. Las barreras y bombas de succión están preparadas para su despliegue en cuanto sea necesario. El Gobierno francés colabora en la operación con una avioneta y un buque anticontaminación.

Según cómo sople el viento, restos del combustible derramado podrían alcanzar la costa de Francia. En todo caso, la intención de las autoridades españolas es dejarlo a 120 millas de la costa. A partir de entonces, deberían ser el armador y los organismos internacionales los que decidiesen qué hacer con él. 'Éste es un problema internacional y nosotros sólo pensamos ahora en salvar la costa gallega', declaró Fernández de Mesa.

El capitán del petrolero <i>Prestige</i>, detenido a su llegada a tierra tras ser rescatado por Salvamento Marítimo.
El capitán del petrolero Prestige, detenido a su llegada a tierra tras ser rescatado por Salvamento Marítimo.EFE

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