Las mujeres que hay en ella
'En nuestro departamento de librería les ofrecemos la posibilidad de conocer personalmente a dos grandes escritores del panorama actual. Hoy: El huerto de mi amada, de Alfredo Bryce Echenique, y La mujer que hay en mí (sic), de Maria de la Pau Janer. Dos nombres de la literatura española que usted se puede llevar dedicados por sus propios autores. No se quede sin ellos'. Oigo esta frase por la megafonía de El Corte Inglés de la Diagonal y me apresuro a subir al departamento de libros. Si conocer a un autor siempre está bien, 'conocerlo personalmente', que es lo que promete la señora del altavoz, debe de ser una experiencia inolvidable. Y en fin, llevarte a casa un libro dedicado vale la pena, pero llevártelo dedicado 'por sus propios autores' es extraordinario. Dejemos a un lado que, en realidad, en el interior de Maria de la Pau Janer no hay una mujer; hay varias. De ahí que el libro se llame Las mujeres que hay en mí y no La mujer que hay en mí, pero eso es una menudencia.
De momento, no hay nadie que quiera una firma, así que los trabajadores de El Corte Inglés se disponen a hacer la tradicional cola
En la planta 2 venden los libros, pero también los discos, las bicicletas y los palos de golf. Por todo el recinto hay aparatos de televisión que retransmiten un torneo de tenis entre Serena Williams y Jenniffer Capriatti (2-6-3, 6-4-3). Es pronto para que lleguen los dos 'nombres de la literatura española', pero ya les han montado el chiringuito: una tarima con una mesa y cuatro sillas, montones de libros artísticamente colocados por todas partes y dos ficus. Como tengo tiempo doy una vuelta. En la marquesina de un expositor en forma de poliedro pone: 'Autores catalanes'. Efectivamente, allí está el libro El viatge, de la catalana Danielle Steel; la Trilogia de Nova York, del no menos catalán Paul Auster, y La jugadora de go, de nuestro Shan Sa. En cambio, no sé qué hace allí David Castillo (entre Noam Chomsky y Paulo Coelho). Sigo paseando y, un poco más lejos, me encuentro otra estantería esta vez con 'autors catalans'. Allí veo el Manifest nacionalista, del profesor Ulises Moulines; Els veïns de dalt, de Albert Om, y Lola, de Maria de la Pau Janer. Es lógico. En la planta 2 de El Corte Inglés no tienen todavía un apartado especial para los autores mixtos como ella, que en el pasado escribió libros para el estante de los 'autors catalans' y ahora los escribe para el de los 'autores españoles del panorama actual'. Quién sabe si en el futuro la colocarán en el de los 'autores catalanes' junto a Danielle Steel. En un rincón hay un carro metálico, de supermercado, con los volúmenes de precio rebajado. El de arriba del todo se llama Experiencia y pobreza.
A las 18.30, Alfredo y María de la Pau se colocan en sus puestos. De momento, no hay nadie que quiera una firma, así que los trabajadores de El Corte Inglés se disponen a hacer la tradicional cola para pedirles que firmen los no menos tradicionales ejemplares de la casa. Esos libros que te encuentras en algunas papelerías dedicados a nadie en particular y, por tanto, a ti. Bastante más tarde, se destilan hasta la mesa tres clientes para Bryce y dos para Maria de la Pau. '¿De quin poble?', oigo que pregunta ella. La encargada de El Corte Inglés me explica que, seguramente, Maria de la Pau dedica en catalán los libros de los lectores que le hablan en catalán y en español los de los demás, pero no sabe en qué idioma lo debe hacer 'por defecto'. Emili Rosales, el editor de ficción de Planeta, añade con orgullo: 'Pues esta mañana, la rueda de prensa la ha hecho ¡toda en catalán!'.
Un hombre calvo y con bigote me pregunta: '¿Cuál de los dos libros es mejor, el ganador o el finalista? ¿Alguno es de aventuras?'. Como le digo que no tengo ni idea, se acerca a los dos autores y les pregunta lo mismo. 'Pues no sé', responde Maria de la Pau con una sonrisa, 'éste lo he escrito yo y éste lo ha escrito él...'. El señor, todavía dudando, le pide la opinión a un comercial de Planeta llamado Isidro y a la responsable de El Corte Inglés. '¿Los dos son novedades?', quiere saber. 'Sí, sí', contesta la responsable, 'por supuesto que son novedades. ¡Se acaban de publicar!'. Él insiste: 'Y éste es premio, ¿no?'. La mujer vuelve a afirmar: 'Sí, sí, éste es premio, pero es que este otro es finalista'. Entonces hace su aparición un señor con peluquín que le pregunta a Bryce si el apellido Echenique es 'adoptado' o 'de verdad'. El dueño del apellido le dice que es de verdad. 'Pues, en este caso' declara, lleno de emoción, el dueño del peluquín, 'le quiero comunicar que -si usted acepta- se le acaba de conceder el premio La Espiga de Oro como vasco de proyección universal. Un premio que ya tiene, entre otros, Gabriel García Márquez'. Bryce sonríe, sin duda contento. 'Me presentaré', añade el señor, 'soy José María Martín de Retana. Déme su teléfono y la mejor hora para llamarle a usted'. El otro pone cara de perplejidad. 'Si se acuerda, claro, si no se acuerda no me lo dé'. No pasan ni 30 segundos hasta que el otro señor, el del bigote, con un libro en cada mano, aborda al del peluquín. '¿Cuál me compro? ¿El finalista? El finalista lo ha escrito esta señorita: ¡Maria de la Pau Janer!'. El del peluquín se ofende: '¡Por favor! ¡Ya lo sé! El libro, para mí, es -después de la persona humana- lo más importante'. Maria de la Pau, sin dejar de sonreír, mira el reloj.
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