'Arranca' la campaña electoral
El candidato socialista a la presidencia del Gobierno regional recorrerá los pueblos y barrios en un 'Simancas-bus'
El policía municipal, enfadado, advierte a los conductores: 'Deberían ustedes dar ejemplo. Quiten los coches de aquí'. Son las diez menos cuarto de la mañana en la Puerta del Sol. Los termómetros marcan nueve grados y un aire que corta el cutis enfría aún más las cuatro gotas que caen en el kilómetro cero de la ciudad. Varios concejales socialistas esperan al autobús electoral del candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas que hoy, en esta mañana fría y desapacible, se presentará a los medios de comunicación.
El agente municipal repite: 'Saquen los coches'. Los automóviles oficiales están aparcados en la zona peatonal de la Puerta del Sol, en la entrada a la calle de Preciados. 'Las normas son para todos. Aquí son todos iguales', grita el agente. Los conductores retiran los coches.
Pero tras la retirada de estos vehículos, quedan otros aparcados en la misma zona. El policía municipal saca el talonario de su bolsillo trasero y deja, solemne, la multa en el parabrisas. Alguien bromea: 'No le multe, que ese es el coche de Ruiz-Gallardón'. No eran del presidente regional, pero sí de altos funcionarios de la Comunidad, según fuentes de la Policía Municipal.
Llega Rafael Simancas en el microbús, blanco, con dos enormes fotografías del candidato a cada lado -sonrisa forzada, barbilla apoyada sobre las manos en actitud de oración o de reflexión-. Se coloca ante el vehículo recién pintado, amable, atento a las peticiones de cámaras y fotógrafos.
Sonríe más natural que en sus fotos. Dice: 'Haremos un Gobierno más cercano a la gente'. A veinte metros, el presidente Alberto Ruiz-Gallardón celebra la reunión habitual de su Consejo de Gobierno. Y un hombre de edad más que media, con la boina calada hasta las orejas, pregunta: '¿Qué reparten?'. 'Nada. Es por las elecciones'. 'Ah, bueno'. Y se marcha, presuroso, Preciados arriba. Al lado, justo al lado, un autobús de la Cruz Roja pide sangre. Aquí se piden los votos.
Caos circulatorio. Los repartidores gritan al 'bus electoral' que les dificulta la entrada hacia la zona peatonal de Preciados. El guardia advierte: 'Pero quite usted el coche de ahí, hombre, que no deja pasar a nadie'. Obediente, el conductor mueve el vehículo hacia donde le indica el agente. '¿Pero dan algo?'. Sí. Dan algo. Camisetas con un lema: 'Yo estuve con Simancas desde el kilómetro 0'. Y ahora sí. Ahora sí que la gente se arremolina.
Sube Rafael Simancas seguido por los periodistas al autobús, de la marca Man, con capacidad para 30 personas, alquilado por los socialistas para esta campaña. Discreto. Funcional. Unas mesas con asientos enfrentados, aspecto de oficina de trabajo.
Lo explica el candidato: 'Desde aquí mismo podemos trabajar, hacer, incluso, ruedas de prensa. Realizar entrevistas. Recorreremos los barrios de Madrid y los pueblos de la región'. Tiene el candidato socialista al Gobierno regional un aire animoso. Se muestra optimista y alegre. Da frío verle en traje de chaqueta, en medio de este frío.
Es bonito el autobús electoral. Alguien, cercano a la organización del pretendiente a presidir la Comunidad de Madrid, confiesa: 'Esta campaña va a ser horrible. Nos quedan todavía seis meses y ya estoy agotado. Este hombre nos mata a todos'.
Un hombre se acerca y advierte: 'Cuidado con los chorizos. Esta zona está plagada'. Es cuestión de abrigarse bien, abrocharse hasta el último botón. El guardia mira receloso hacia el tumulto. Un muchacho, moreno y sucio, corre calle arriba cantando: 'Aserejé, de já, de jé, debugui an de bugui...'.
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