Sánchez alegra la noche a Mestalla
El delantero pone lo mejor del Valencia ante un debilísimo Spartak
En medio de la banalidad, surgió Juan Sánchez. O lo que es lo mismo, el gol. Porque los años pasan, aumentan sus horas en la suplencia y, sin embargo, conserva intacto ese instinto que le permite ganarse la vida como goleador. Ésa es, en efecto, su profesión: goleador. Ayer, una vez más, acudió al primer palo ante el inminente centro de Angulo. Y allí cabeceó picado a la red. Los rusos, ni le vieron.
Así despertó un partido predestinado a convertirse en un gran bostezo. Y siguió insistiendo en un segundo tanto, esta vez empalmando un magnífico pase atrás de Mista. El público lo premió con una calurosa ovación. Y el Valencia cerraba así una primera ronda impecable en la que ha ratificado que es uno de los grandes de Europa.
VALENCIA 3| SPARTAK 0
Valencia: Palop; Garrido, Djukic, Marchena, Fabio Aurelio; Angulo, De Los Santos (David Sánchez, m. 86), Kily González; Mista; Juan Sánchez (Navarro, m. 86) y Salva (Albiol, m. 70). Spartak: Levitsky; Mitreski (Ogunsanya, m. 76), Abramidze, Moisés, Kovtun; Pavlenko, Beschastnykh, Bezrodny (Da Silva, m. 45); Kudryashov (Sonin, m. 66), Kalynychenko; y Danishevskiy. Goles: 1-0. M. 37. Centro de Angulo que pica Sánchez al primer palo. 2-0. M. 47. Mista, dentro del área, pasa raso atrás y Sánchez empalma. 3-0. M. 77. Fabio Aurelio, de falta directa. Árbitro: Georgios Kasnaferis. Amonestó a Kudryashov, Mitreski, Kalynychenko, Kovtun y Garrido. Unos 20.000 espectadores en Mestalla.
Después del gustazo del pasado sábado en el choque ante el Betis, la visita de este moribundo Spartak despertó en la grada una pereza indisimulable. No así entre los jugadores, que debían ganarse las habichuelas. Más que nada porque eran los que juegan poco y las oportunidades escasean. Se emplearon a fondo, sí, pero dejaron claro que también hay reservas de primera y de segunda categoría. Djukic pertenece al primer grupo: con él no acaba ni los años (37) ni el banquillo. También Palop sacó lustre a sus enormes facultades.
El Spartak se desmoronó. Los meritorios del Valencia quisieron sumar sus puntitos. Mista, por ejemplo, que reclama protagonismo. Le apasiona tanto el fútbol que lo transmite en cada acción. No tanto Salva, que volvía después de 11 convocatorias ausente y jugó agarrotado. Bien, todo no: Benítez lo envió a la ducha en el minuto 70. ¿Qué significa eso? Que si a Salva le quedaba una tímida luz para reverdecer, el entrenador se la apagó de cuajo. A buen seguro que, tras la marcha de Salva, el mobiliario corrió serio peligro.
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