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Tribuna:PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL
Tribuna
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Sal en las heridas

Es comprensible el nerviosismo del PP ante la manifestación del día 24 de noviembre a favor de una 'nueva cultura del agua' y en contra del PHN. En cambio, lo que no es aceptable en una cultura democrática son sus maniobras autoritarias para que la concentración 'no se haga' o para empujar a algunos sectores de la población hacia un enfrentamiento radical con un movimiento cívico y ecologista que representa a una parte importante de la opinión valenciana, estatal y europea. Más allá de cuestiones de agua, y sin querer, el PP ha convertido la convocatoria en un acto de dignidad y libertad de expresión. No les gustará a 'las esponjas' del PP que más de un tercio de los valencianos estén a favor de alternativas modernas a los grandes trasvases, y estén en línea además con el pensamiento mayoritario en Europa y en la comunidad científica, que considera que la construcción de más mega-infrastructuras es contraproducente e irracional.

Los valencianos, catalanes y aragoneses no estamos enfrentados por el agua. Todos estamos obligados a escoger: entre una vía de desarrollo urbanístico y agrícola del 'más y más madera', quemando los vagones y la máquina del tren de la vida que son nuestros ríos, marjales y deltas, o, por el contrario, escoger la modernización, primando la eficiencia tanto en los usos del agua y del territorio como en nuestra agricultura.

Para Els Verds son igualmente importantes el Xúquer, el Ebro, el Tajo, el Segura o los valles de los Pirineos. No somos nacionalistas de cortas miras. Consideramos que se puede defender con los mismos criterios sociales y ecológicos al Delta del Ebro y sus habitantes al mismo tiempo que a la población de la Ribera o del Vinalopó. Porque nuestra oposición al PHN emana de unos valores universales y modernos de sostenibilidad y equidad aquí y en todas partes pero siempre anclados a las posibilidades y los límites de cada territorio o cuenca. Consideramos muy demagógico llenarse la boca de 'intereses valencianos', 'murcianos', 'catalanes' o 'aragoneses' sobre esta cuestión, pero sin afrontar realmente los problemas. Los grandes embalses y trasvases empeoran la calidad y dañan gravemente los ecosistemas fluviales; la inmensa mayoría de los aragoneses, catalanes y valencianos salen perdiendo. El PHN beneficia a unos pocos y perjudica a muchos.

Las aguas del Ebro son muy amargas. El agua del Xúquer será mezclada o será sustituida por agua del Ebro bastante más salinizada y sucia, que ya habrá pasado por los váters, fábricas y campos de 3 millones de personas. Según los propios informes del ministerio, empeorará la calidad del agua Turia y del Xúquer por almacenar al agua trasvasada en los embalses de Tous y Vilamarxant. Y conforme se lleva a cabo las obras del PHN en Aragón, el agua será cada vez más turbia y salada. Cuanto más regulada y explotada sea el agua que procede del Pirineos, peor será la calidad del agua para los valencianos. Al final estaremos enviando a nuestra agua relativamente buena del Xúquer, que procede de una cuenca poco poblada, a centenares de kilómetros al sur mientras nos traerán la sucia.

La promesa de agua abundante y barata ya ha encendido la noria de nuevas roturaciones y urbanizaciones masivas por doquier. La expectación del trasvase ya ha desbaratado el objetivo pregonado de ahorro y eficiencia. La amarga realidad será que tendremos agua cara, mala y escasa. Las normativas europeas obligan a una internalización en el precio del agua de una parte importante de los costes de las obras hidráulicas. Este alto precio marginará a los mismos pequeños agricultores que están siendo utilizados cínicamente por el PP como presuntos destinatarios del agua trasvasado. El agua solo podrá ser comprada por urbanizadores y grandes empresas agro-alimentarias. Empeorará el campo al intensificar la tendencia actual del hundimiento de precios por la sobreproducción y la despoblación rural cuando el futuro rural, a todas luces, no depende de más agua sino de más calidad y desarrollo rural diversificado.

El agua trasvasada será especialmente amarga para el litoral valenciano. Será la gasolina para el boom especulativo que quiere construir 200.00 viviendas turísticas en los próximos años, sobre todo en Alicante. Más agua significa una apuesta por un modelo territorial basado en el 'ladrillazo' y la dictadura local de unas pocas empresas constructoras. El día 24 mes miles de valencianos saldremos a la calle por un cambio en nuestra cultura del agua y a favor de unos ríos, marjales y deltas vivos. Reclamaremos un giro europeo y ecológico en nuestros usos del agua. Pediremos un futuro de agua dulce.

David Hammerstein, portavoz de Els Verds del País Valencià.

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