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Reportaje:

La muerte, fotograma a fotograma

Un programa holandés suscita un debate sobre la colocación de una 'webcam' en un ataúd

Harta de ver en las televisiones de Holanda, su país, programas como Gran Hermano o El bus, donde aparece 'gente que quiere ser famosa pese a no tener nada que decir', la realizadora Dana Nechushtan ideó una ficción demoledora sobre la colocación de una webcam en el interior de un ataúd. A su manera, pretendía suscitar un debate sobre los límites de este tipo de espacios desde el convencimiento de que 'en el futuro uno podrá ser famoso aun estando muerto'. El programa, un mediometraje que emitió en 2001 la televisión pública holandesa en prime time, se titula Necrocam. Death on line, y ayer abrió en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona la 9ª edición del Miniput, muestra internacional de las nuevas tendencias televisivas.

'En el futuro, uno podrá ser famoso aun estando muerto', dice la directora del espacio

Necrocam..., que levantó una gran expectación entre los asistentes al encuentro, cuenta la relación existente entre un grupo de adolescentes inmersos en la cultura de los videojuegos, los chats y el mundo de Internet, en general. Una de las chicas de la panda, enferma de cáncer, propone a sus colegas un compromiso: el de que los supervivientes coloquen en el ataúd del primero de ellos que muera una cámara para que se pueda seguir la descomposición de su cuerpo a través de Internet. Dos muchachos están de acuerdo -seguramente para complacer a la amiga enferma, por lógica la primera que morirá y cuya voluntad ha manifestado claramente- y los tres se juramentan. Pero el destino es eso, imprevisible, y el que fallece es uno de los chavales. A pesar de la negativa de los padres, la pandilla se las ingenia para colocar la webcam en la caja mortuoria y la página dedicada a tan macabro fin -donde se exhibe la corrupción del cuerpo del joven en tiempo real- se convierte en un éxito de visitas.

La realizadora holandesa, que asistió ayer a la presentación de su trabajo, explicó que había abordado Necrocam... con la idea de que 'si servía para que la gente después de ver el programa pensara, aunque fuera 10 segundos, en el poder de la televisión y de los medios en general, ya valía la pena filmarlo'.

Producir el espacio no fue tarea fácil, según explicó Nechushtan. Y no precisamente por el contenido del mismo, sino porque durante su preparación la directora mantuvo un duro enfrentamiento con la guionista, que, probablemente por la coincidencia de su circunstancia personal -su ex marido estaba muriendo de cáncer- con la trama, se obsesionó con convertir en realidad la ficción. Pretendía instalar en el ferétro de su ex compañero una cámara, para lo que llegó a contar, además de con el permiso de él, con la colaboración de una funeraria y de una fundación artística. 'Finalmente, y tras ver Necrocam..., las personas implicadas desistieron', recordó la realizadora televisiva.

Sobre la reacción del público holandés, Nechushtan señaló que fue de dos tipos: la de aquellos que creen que lo que relata Necrocam... no es posible y concluyen que el programa 'no vale nada' y, enfrente, la de los que opinan que puede suceder, 'y eso hace que te impresione profundamente'.

Entre los programas que exhibirá esta semana el Miniput está el documental suizo War photographer, un conmovedor retrato de un fotógrafo de guerra; The Manns: novel of a century, otro documental, éste alemán, que, sirviéndose de testimonios y ficción, recorre la vida del novelista Thomas Mann, y el israelí It's about time, que, con la excusa de explicar cómo emplea el tiempo un grupo heterogéneo de personas, describe sus vidas.

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