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Tribuna:LOS POPULARES ANDALUCES ANTE LAS ELECCIONES
Tribuna
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El retraso horario del PP-A

Son muchos los militantes de base e importante el número de cargos públicos del Partido Popular (PP) en Andalucía, los que se preguntan qué esta ocurriendo con el partido en nuestra Comunidad o, en otro sentido, qué objetivos se han marcado quienes tienen la responsabilidad de dirigirlo o de supervisar esa dirección desde Madrid.

Lo cierto es que existe un evidente desconcierto en el seno del Partido Popular andaluz, que a su vez está llevando a un clima de pesimismo y apatía, que ponen en peligro todo un proyecto político que en Andalucía no ha dejado de ser eso, un mero proyecto, impidiendo con ello que quienes sustentan al propio partido y la misma sociedad andaluza puedan disfrutar de esa alternancia política que tan buenos resultados genera en todo sistema democrático.

Veinte años de gobiernos socialistas en Andalucía son muchos, pero no por culpa de quienes han ostentado ese poder, que estaban en su derecho democrático de optar al mismo y ejercerlo, sino por el déficit de quienes también han pugnado por alcanzarlo sin lograr convencer aún a la sociedad andaluza con sus argumentos.

Se logró en Valencia, Aragón, Baleares, Asturias, Castilla-León, Madrid, etcétera y si aún no se ha conseguido en Castilla la Mancha, Extremadura y Andalucía no ha sido por la existencia de ese voto cautivo, al que en ocasiones se ha alegado, y que evidentemente podía mantener sus condicionantes, sino por la ausencia de factores de liberación que hubiesen atraído ese voto hacia nuevos espacios políticos.

Unos factores que siguen sin perfilarse en el horizonte de la primavera del 2004, en la que están previstas las elecciones andaluzas, por motivos que preocupan muy seriamente a quienes nos vemos identificados con posiciones de centro.

¿Qué está ocurriendo en el PP de Andalucía? Creo que el término desorden define muy claramente la situación que en el momento actual se vive.

Desorden dentro de esa ficticia e interesada disciplina interna que pretende paliar la falta de una verdadera organización que dé respuestas a los interrogantes que los andaluces se formulan sobre quiénes y cómo pretenden dirigirles aquellos que se presentan como alternativa al socialismo andaluz.

Desorden porque, en muchos casos, se ha puesto en manos de serviles dirigentes con escaso nivel intelectual y político los destinos de toda una organización autonómica y provincial que precisa de manos cualificadas que sepan moldearla para ofrecer un producto de calidad al electorado de nuestra Comunidad.

Desorden porque se sabe muy bien quien da las órdenes pero no se identifica a esa persona con aquella otra que ostenta la legitimación para tal cometido y debiera ser su única y clara cabeza política.

Desorden porque nunca se ha tenido claro cual era la estrategia política a seguir, basando esta en el devenir de los acontecimientos que generaba quien desde hace veinte años ostenta el poder y no en un proyecto identificado con Andalucía o, lo que es lo mismo, complejo y bien estructurado en torno a múltiples objetivos que los andaluces debieran conocer sustancialmente desde hace años y que, sin embargo, desconocen por inexistente o por nunca bien explicado.

Desorden porque se ha mantenido a lo largo de los años ese suicida desequilibrio que hacía sostener todo el peso del éxito político en los grandes núcleos urbanos 'despreciando' el voto rural que representa la conciencia social de Andalucía.

Desorden, en suma, porque siendo difícil la tarea de modificar sociológicamente el sentir político de una sociedad maltratada en el pasado, no se ha sabido ordenar unas ideas, un proyecto, un mensaje y una imagen que transmitieran credibilidad y confianza, errando en la estrategia de la confrontación cuando debiera haber sido la del diálogo la que nos hubiera permitido co-fundirnos con la sociedad andaluza.

Pero existe otra interrogante que muchos, en el seno del PP-A, se formulan. ¿Qué objetivos persiguen aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir al Partido o de supervisar dicha dirección desde Madrid?.

Resulta difícil dar una respuesta cuando esta, a pesar de ser muy clara, no coincide con los hechos que debieran hacerla posible.

El objetivo político de todo dirigente debe establecerse, ineludiblemente, en alcanzar el poder o, lo que es igual, en conseguir que su fuerza política gobierne allá donde esté implantada.

Sin embargo, ello, que debería representar un axioma, no lo es en el caso del Partido Popular de Andalucía, ya que o bien no se ha establecido aún el objetivo de alcanzar el Gobierno de la Comunidad o, de haberse establecido, no se han querido o no se han sabido colocar los mimbres en número y orden necesarios para realizar un cesto que recoja el suficiente número de voluntades populares para ello.

Mucho más preocupante aún sería que se hubiesen antepuesto objetivos de carácter personal a ese otro colectivo de alcanzar el poder, evidenciando con ello no sólo la bajeza de quienes así hubiesen actuado, sino la escasa talla política y personal de los mismos, incapaces de enfrentarse en exclusividad a grandes retos, por miedo a dejar de percibir los beneficios de los más domésticos.

En cualquiera de los casos, y tras el tiempo transcurrido, se hace obligado exigir responsabilidades a quienes no han sido capaces de sincronizar el reloj político con la hora que a nivel nacional estaba marcando el avance del PP, manteniéndose en un retraso horario que nos obliga a dormir cuando otras Comunidades llevan horas avanzando.

Enrique Bellido Muñoz es senador y ex presidente del PP de Córdoba

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