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Reportaje:

El espejo en el que se mira Noelia

Jóvenes gitanos con estudios dan clases de refuerzo a escolares de su etnia y les ayudan a que no abandonen las clases

La carpeta de colegio de Noelia está forrada de fotos de los triunfadores Naim Thomas y David Bisbal, pero esta adolescente de 14 años admira también a otra persona que no sale en televisión. Se trata de Marisol Flores, una chica de 21 años que ha acabado el bachillerato y que, como ella, es gitana. Noelia, como Sara y Nona, está en secundaria y acude a las clases de refuerzo de la Fundación Pere Closes. Con cuatro años de experiencia, esta entidad trabaja con 80 estudiantes de los barrios deprimidos de Badalona, L'Hospitalet, Sant Adrià de Besòs y Barcelona para que niños y jóvenes gitanos no abandonen las aulas y prosigan su formación.

'Profesionales como Marisol dan clases de repaso y ayudan a hacer los deberes. Además somos un puente entre la escuela, la familia y el alumno para que todos se impliquen en los estudios', explica Domingo Jiménez, presidente de la fundación y coordinador de esta iniciativa, desarrollada en gran parte por profesionales y estudiantes de etnia gitana como Marisol.

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El apoyo a los alumnos para disminuir las cifras de absentismo escolar lo realizan los técnicos, que trabajan en coordinación con los profesores y tutores de los centros, y con los mediadores, que contactan con las familias para que se involucren en la vida de la escuela. 'Nuestra tarea va más allá de lo académico, porque la relación de soporte y seguimiento que se da constituye un fuerte mecanismo para su desarrollo personal'.

En el Casal Cívic de Sant Roc, en Badalona, Maika, la educadora de clase de refuerzo, ayuda a Noelia a resumir un texto sobre la historia de la radio; mientras, llega la madre de otra alumna, que explica que ha llevado a su hija al oculista porque se cansa cuando lee. Dos sillas más allá, Juanjo, que colabora con la fundación, convence a Kiko para que busque en el diccionario el significado del verbo inmunizar en vez de preguntárselo a todo el mundo. Con 21 años y en tercero de Derecho, Juanjo es el espejo en el que quieren reflejarse algunos gitanos del barrio de Sant Roc. 'Es necesario tener modelos cercanos que imitar, y Juanjo es un referente para hermanos y primos', señala Mayka, para quien su ejemplo 'es muy importante para familias y maestros poco convencidos'.

La desconfianza de unos y otros nace del miedo a lo desconocido y de los prejuicios: hay profesores que no confían en las posibilidades de un estudiante sólo porque es gitano y hay padres que no tienen clara la necesidad de que continúen los estudios. 'Lo que pasa es que han visto a muy pocos chicos en su barrio que hayan ido al instituto y les vaya bien. Son escépticos, porque tienen que pagar los estudios en vez de que el joven ayude a la economía familiar, y tampoco confían en que se vayan a abrir las puertas del mundo laboral a sus hijos', explica Mayka. Esta educadora recuerda el caso de la madre de un alumno que limpiaba casas y tenía que ocultar su condición de gitana para no perder su trabajo, y las trifulcas que tuvo con un profesor de gimnasia que quería obligar a una jojven gitana a ducharse después de los ejercicios, 'cuando ella no quería hacerlo por un arraigado sentido del pudor, y no por cuestión de higiene' como erróneamente interpretaba el docente. Mayka reclama más recursos para las zonas más deprimidas. 'Hay gente que no se lo cree, pero la economía diaria de algunas familias puede depender de pagar los cinco euros de la excursión del crío', concluye.

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