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Crónica:FÚTBOL | Novena jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Valencia y Betis, dos candidatos muy serios en Mestalla

El equipo de Benítez, en un trepidante partido, empata con un gol de Aimar ante un potente rival que se adelantó por medio de Assunçao

Con dos únicos defensas: Ayala y Carboni. Así jugó el Valencia el último cuarto de hora del partido. Trataba de empatar el encuentro. Y lo empató. Encajonó al Betis. Por puro empeño. Por calidad y coraje. Por ser dueño de un amor propio impresionante. Porque sabía que se enfrentaba a uno de sus rivales directos en la búsqueda del título. Ya no hay duda de eso. El Betis estará arriba. Y el Valencia también, por supuesto. El partido fue apasionante. Ni una gota de desperdicio.

Como si se tratara de un baile, Assunçao dio sus tres pasitos atrás antes de sacarle brillo de un derechazo a la escuadra izquierda de Cañizares. Era su manera de decir que este Betis presenta su candidatura en una de las grandes plazas de la Liga, Mestalla, de la parecida manera a como hizo en la primera jornada en Riazor.

VALENCIA 1| BETIS 1

Valencia: Cañizares; Curro Torres (Kily González, m. 74), Ayala, Pellegrino (Mista, m. 79), Carboni; Rufete, Albelda, Baraja, Vicente; Aimar; y Carew (Angulo, m. 65). Betis: Prats; Varela, Juanito, Rivas, Luis Fernández; Joaquín (Gudjonsson, m. 89), Ito, Assunçao, Denilson (Casas, m. 85); Capi y Fernando (Arzu, m. 63). Goles: 0-1. M. 70. Assunçao, de falta directa. 1-1. M. 81. Centro de Mista desde la izquierda que cabecea a gol cruzado Aimar. Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Varela y Ayala. Unos 45.000 espectadores en Mestalla.

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Cosa de niños fue el Liverpool para el Valencia comparado con el rival que se presentó ayer en Mestalla, un gran Betis. Sólido (Assunçao), rutilante (Joaquín) y convencido de lo que quiere (Víctor Fernández). Ayer quiso esperar al Valencia, verlo desgastarse en su búsqueda incesante de espacios, y sorprenderlo desde atrás, centelleando a través de sus extremos eléctricos (Joaquín y Denilson). Hubo partido desde el primer minuto. Cada duelo resultó una historia muy compleja. ¿Quién podía más: Baraja o Assunçao; Albeada o Ito; Joaquín o Carboni; Capi o Aimar? Las diferencias fueron mínimas y esto puede interpretarse como que al campeón le ha salido en el equipo andaluz un adversario muy serio en la lucha por el título.

Mestalla se escoró a la izquierda irremediablemente en la primera parte. Era inevitable. Por allí circulaban Vicente y Joaquín, dispuestos a convertir cada jugada en un culebreo interminable. De hecho, el juego tuvo un punto de empalago de tanto como se insistió por ese lado.

Por mucho que le pesara, a la grada de Mestalla se le cayó la baba. Advirtió de inmediato que Joaquín es un futbolista singular. De esos que sostienen el aliento del público cada vez que atrapan el balón. No sólo por lo que son, sino también por lo que sugieren. Como en esa jugada maravillosa en la que, como un imán, atrajo a la banda toda la defensa valencianita, hasta cinco hombres, para entonces cambiar el cuero de orientación. Y, claro, llegaba solo por el otro carril Denilson, que disparó demasiado cruzado. Es evidente que a Denilson le falta el gol, no lo incluyó en su código genético, pues de otro modo marcaría goles a porrillo tras los aclarados de su compañero Joaquín.

En la exaltación del centrocampismo, Víctor Fernández renunció a su habitual único punta y juntó a seis volantes. Trataba así que la poderosa defensa valencianista no supiera a quién marcar: no tenía a nadie y a su vez tenía a mucha gente. Perseguía fantasmas que llegaban veloces desde atrás. Uno de ellos resultó Denilson, cazado de mala manera por Ayala en el segundo tiempo. Jugada trascendental, pues desde ahí, desde el borde del área, Assunçao adelantó a los andaluces con un magistral trallazo por la escuadra.

Lo que nunca supo el Betis es cómo parar a Carew, esa mole de casi dos metros que de repente ha aprendido a sacar partido de su fortaleza de gigante. En el uno contra uno superó por igual a Juanito y a Rivas, por eso el público no entendió que Benítez lo sustituyera en la segunda parte, con la necesidad que había de gol.

Mestalla se lo pasó en grande. La segunda parte la destapó Vicente con un centro de córner que repelió el larguero. El Valencia quiso masticar el partido como acostumbra, pero sudó tinta. Y cuando lo hizo, apareció un agilísimo Prats para desbaratarlo. El cuadro de Benítez subió el ritmo si cabe, ascendió a la chepa de su rival y Prats se puso a trabajar a destajo. Fernández entendió el mensaje y mandó pasar a Arzu, otro medio centro de contención. Del resto se encargaría el pie de oro de Assunçao y sus tres pasitos atrás. Parecía cantada la victoria bética, pero apareció Mista, el indomable Mista, que se negó a la derrota. Persiguió un balón hasta el córner, centró de rosca y Aimar, que había fallado un par de goles, cabeceó esta vez sí a la redes. El Valencia apretó entonces con todo, pero le faltó aliento. Tras el descomunal esfuerzo, al final ambos equipos pudieron darse por satisfechos.

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