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FÚTBOL | Novena jornada de Liga

Los extremos pasaron de puntillas

El partido tenía un interés indiscutible atendiendo a las características de algunos de los protagonistas: Joaquín, Denilson, Vicente o Rufete, extremos capaces de desequilibrar con sus acciones, valientes en el uno contra uno, rápidos, eléctricos. Pero nada, un fiasco. Acaso Joaquín fue el único que mereció el aprobado. Su duelo con Carboni prometía cobrar una especial atención. Pero al extremo gaditano le faltó constancia.

A Joaquín se le temía en Mestalla por su capacidad de desborde. Y entre los extremos fue el más activo, por lo menos en la primera parte. En este periodo protagonizó dos jugadas notables: en la primera se deshizo de Carboni en dos ocasiones -primero engañándole con una bicicleta y luego evitando con un sutil toque la dura entrada del lateral italiano- para acabar enviando un envenenado centro al área que obligó a Cañizares a intervenir despejando la pelota a córner. Esto ocurrió el minuto 6 y el extremo derecho bético ya dejaba claro cuáles iban a ser sus intenciones. Más tarde, en el minuto 17, Joaquín atrajo por el carril del ocho a la defensa valencianista, que descuidó la banda contraria. Por allí apareció Denilson, que recibió el pase de Joaquín. El brasileño, en vez de profundizar, optó por tirar desde fuera del área con la zurda. Su tiro se marchó desviado. En la segunda parte, Joaquín pudo marcar tras una falta sacada por Assunçao que pilló desprevenida a la zaga local. Su tiro lo paró Cañizares.

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Denilson pasó más inadvertido que su compañero. Bien sujeto por Curro Torres, el brasileño también sufrió la dureza de la defensa valencianista, que frenó sus arrancadas sin contemplaciones. En este sentido, los medios centro del equipo de Benítez, Albelda y Baraja, estuvieron muy atentos, echándole un capote en más de una ocasión a Curro Torres. Denilson provocó muchas faltas por su propensión a conducir en exceso la pelota.

Tan gris como Denilson estuvo Rufete, cuya aportación ofensiva fue nula en la primera parte: apenas un centro inocuo del que Aimar no pudo sacar gran cosa. Tampoco en la reanudación estuvo fino Rufete.

Vicente, por su parte, se escoró a menudo hacia el centro, evitando encarar a Varela. Tampoco estuvo afortunado el interior valenciano, que se complicó poco la vida. Quizá su mejor jugada en la primera parte nació en el círculo central. Desde allí se escoró a la izquierda y sacó un tiro que puso en aprietos a Prats. Luego, tras el descanso, pasó de puntillas por el resto del partido.

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