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Reportaje:

Tiempo de películas

El festival de Huelva completa un mes cargado de actos cinematográficos

El 28º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva se inauguró anoche con una gala dirigida por el actor español Ernesto Alterio y con la proyección de la película Historias mínimas, del director argentino Carlos Sorín. A la sesión inaugural asistieron los intérpretes Analía Gadé, Sancho Gracia, Carmen Sevilla, Álvaro de Luna, Mónica Rándal, Luis Cuenca y Adolfo Aristaráin, el cineasta argentino homenajeado en esta edición.

Ernesto Alterio presentó a los integrantes del jurado oficial: la actriz Aitana Sánchez Gijón, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, la directora española Patricia Ferreira y el guionista Santiago Tabernero, entre otros. En la gala, a través de una serie de vídeos, se dio un perfil de lo que va a ser esta edición de la muestra onubense, que estrena director, Salvador Augustín. Ayer también se puso a la venta el libro editado por el Festival y escrito por el periodista argentino Eduardo Antín sobre Adolfo Aristaráin.

En Sevilla, el Festival de Cine y Deporte ofreció también ayer su penúltima jornada con la presentación a concurso del largometraje Velocità massima, del italiano Daniele Vicari, una historia sobre el mundo de las carreras nocturnas y la pasión por los automóviles. El filme surge de un documental que el mismo director realizó para la televisión italiana. 'Es la pasión por los motores, por los coches. En Roma hay una plaza donde la gente se reúne y discute de motores y eso es un retrato de la sociedad italiana', explicó. Vicari resumió en una frase el significado que le sugiere el mundo virtual en torno al automóvil: 'El fetichismo de la mercancía, que decía Marx, pone de manifiesto una actitud general de la sociedad: el enamoramiento por los objetos en serie'.

Dos películas españolas en fase de desarrollo se presentaron en el festival, fuera de concurso. Una es La luz prodigiosa, de Miguel Hermoso, protagonizada por Alfredo Landa, Kiti Mánver y Nino Manfredi, con guión de Fernando Marías sobre su novela homónima. El filme, en cuya producción participó Manuel Ángel Egea, se centra en la hipotética reaparición de un Federico García Lorca superviviente de los disparos de sus verdugos que, pese a ser dado por muerto, es recogido por un pastor que lo lleva a un asilo. El director resaltó la importancia de la historia, 'sólida, cautivadora y electrizante'.

La otra producción es Sáhara, cuentos de una guerra, primer largometraje de ficción del documentalista Pedro Pérez Rosado. Se trata de una aproximación a la historia reciente del pueblo sarahaui a través de la mirada de un legionario desertor que se integra en esta comunidad. 'Quería mostrar la tragedia de la vida cotidiana de los saharauis desde 1975, rescatar esa memoria olvidada por ciertos estamentos políticos', dijo el realizador. La cinta se ha rodado en Tifariti con los propios saharauis como actores.

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