El edificio de la mente
Las Nieves, un antiguo psiquiátrico, se convierte en la gran biblioteca de la UPV en Vitoria
Hace no muchos años, Las Nieves era un lugar lúgubre, un edificio enorme, de techos altos, tono gris e inquilinos vestidos de blanco apolillado. Gente poco cuidada y sin un sitio mejor donde curar su locura. Era un manicomio, la versión antigua de los modernos hospitales psiquiátricos.
Ahora, Las Nieves conserva las mismas paredes, pero tiene otra luminosidad. Sus 15.000 metros cuadrados seguirán manteniendo una relación directa con la mente, aunque mediante funciones más lúcidas. Ayer se inauguró oficialmente la mayor infraestructura de la Universidad del País Vasco (UPV) en Álava, con una biblioteca con 964 puestos de lectura y 350.000 volúmenes, además de un aulario con 1.660 plazas y salas de ordenadores. 'Pasa a ser el edificio más antiguo de toda la UPV', explicó el rector, Manuel Montero, 'y hay que desearle larga vida'.
En 22 meses de reformas, con un presupuesto de 10,3 millones de euros costeados entre el Gobierno vasco (5,3 millones), la Diputación alavesa y el Ayuntamiento (2,5 millones cada uno), se ha conservado la esencia del edificio, sobre todo la vieja capilla neoclásica que ahora hace las veces de vestíbulo general. Sus bóvedas tabicadas, la cubierta de madera y la decoración interior se han reconstruido con las mismas técnicas originales, las utilizadas a principios del siglo XX y el resultado es sorprendente.
Ciclos
El nacimiento de Las Nieves fue largo, aunque no tanto para tratarse de aquellos tiempos. Se gestó entre 1899 y 1905. Su padre fue el arquitecto Fausto Íñiguez de Betolaza, un clásico de la época que se especializó en reformar edificios históricos como la Casa del Cordón y la fachada del palacio de Montehermoso. Él lo concibió como maternidad provincial. En poco más de un siglo, el edificio pasó por todos los ciclos vitales. Después de acoger los nacimientos de Vitoria, cambió su utilidad para convertirse en asilo y psiquiátrico. Llegaron a residir casi mil personas allí. Cuando los servicios sociales evolucionaron, Las Nieves empezó a decaer hasta que entró en desuso. En 1994 se desocupó totalmente.
Había sido un edificio tan castigado que en cuanto dejó de tener habitantes se deterioró a marchas forzadas. En los últimos años se registraron tres incendios, hasta que la UPV dio un paso lógico. El campus de Álava, ubicado a escasos metros, quiso completar su espectacular crecimiento -ahora tiene 7.500 estudiantes- con la construcción de un edificio de referencia. No resultó fácil. La negociación quemó al anterior vicerrector de Álava, Patxi Palacios, que acabó dimitiendo.
Al frente de la reforma, el arquitecto foral, José Luis Catón, autor del Artium o la ampliación del Buesa Arena, ha apostado por la funcionalidad y por rendir un homenaje a Íñiguez de Betolaza. 'Si él todavía estuviera entre nosotros', aseguró ayer Montero, 'se quedaría impresionado'.
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