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Reportaje:

Vuelve el viejo soldado

El veterano Zagallo dirigirá a Brasil, sin técnico desde junio, frente a Corea

El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ricardo Teixeira, inauguraba esta semana la nueva y lujosa sede federativa en Río de Janeiro en un acto que reunía a un gran número de celebridades futbolísticas. En el edificio enclavado en la lujosa zona residencial Barra de Tijuca se dieron cita antiguos capitanes de la canarinha, como Bellini y Carlos Alberto, y ex seleccionadores como Parreira y Scolari. Se ausentaron otros invitados como Romario, que dijo tener cosas mejores que hacer, 'como dormir, por ejemplo'.

El hombre más buscado del día tiene 71 años y es una leyenda viva. Era un secreto a voces que en dicho acto Mario Lobo Zagallo iba a ser nombrado seleccionador interino para dirigir a Brasil en el partido amistoso que le enfrentará a Corea del Sur en Seúl, el próximo día 20. Los campeones del mundo llevan cuatro meses sin entrenador, y tan solo ha disputado un amistoso en Paraguay tras su éxito en el pasado Mundial y la renuncia del polémico Luis Felipe Scolari.

Zagallo (Maceió, Alagoas, 1931) ha mantenido una larguísima relación con la selección, que se inició aquel histórico 16 de julio de 1950. Cumplía el servicio militar y aquel día contempló desde el césped de Maracaná, vestido con su uniforme de soldado, cómo Uruguay destrozaba los sueños de todo un país al vencer a Brasil en la final más legendaria de la historia. Pero aquel soldado creció con un balón en los pies, y participó de manera directa, pero con responsabilidades distintas, en cuatro de las cinco Copas del Mundo conquistadas por Brasil. En el 58 y en el 62 como un extremo izquierdo de gran nivel que convivía fenomenalmente con talentos del tamaño de Garrincha o el entonces jovencísimo Pelé. En el 70, recién iniciada su carrera como técnico, fue el seleccionador del magnífico equipo que deleitó en México. Y en el 94, con el cargo de coordinador técnico de la selección, actuó como una especie de paraguas del criticado Carlos Alberto Parreira, ayudando de nuevo al equipo a levantar la Copa. Su historial de éxitos con la selección le convierten en una figura privilegiada pero no exenta de polémicas. En el Mundial-70, Brasil juntó a Jairzinho, Pelé, Tostao, Rivelino y Gerson, cinco números 10 y Zagallo se autoproclamó padre de dicha idea, pese a que la mayoría de los jugadores de aquel fantástico equipo mantiene que habrían ganado con o sin seleccionador. También en Francia-98, la prensa brasileña masacró a Zagallo por no convocar a Romario y hacer jugar a Ronaldo, mermado por una extraña crisis convulsiva, la final que Brasil perdió ante los anfitriones. En ese momento dijo adiós a la selección y volvió a trabajar en varios clubes.

El último fue el Flamengo, que le destituyó justo hace un año después de una pésima campaña en el campeonato nacional. En sus últimas experiencias en los banquillos sus equipos han optado siempre por un estilo cauteloso lleno de racanería atacante, muy lejos del espíritu de la selección del 70. Con su nombramiento la CBF pretende homenajear su hoja de servicios, aunque la medida esconde también las enormes dudas que sus directivos tienen sobre el nombramiento del nuevo seleccionador, que se aplaza para comienzos de 2003. Scolari, seguro de recibir una oferta de Europa que no ha llegado, ya ha manifestado su interés por entrenar a algún club brasileño. La lista de candidatos es incierta, aunque el mejor colocado es Oswaldo de Oliveira, técnico del Sao Paulo (actual líder de la liga brasileña) y poseedor de una filosofía muy acorde con las virtudes clásicas de los brasileños.

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