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Entrevista:GORKA SIERRA | Director de la Sociedad Coral de Bilbao

'Los coros aficionados son un milagro'

La batuta de Gorka Sierra dirige ante el público a los 150 aficionados que forman la Sociedad Coral de Bilbao, pero como director artístico también supervisa la formación de los 500 alumnos del conservatorio de la entidad y de la cantera del coro de jóvenes y niños.

Pregunta. ¿Qué le llevó a dirigir coros?

Respuesta. Desde muy pequeño quería ser músico, tocar el órgano. Después resultó que por completar la formación estudie dirección de orquesta, de coros y composición. Tuve la suerte de tener por primer profesor a Víctor Zubizarreta, con una relación muy especial, al estilo antiguo: el maestro no me enseñaba una materia en concreto, me enseñaba todo. La transmisión maestro-discípulo era la ideal, aprendía como aprendió Bach y todos los grandes músicos. Ahora en la enseñanza hay compartimentos estancos: un buen profesor de piano enseña piano, y un buen profesor de armonía enseña armonía, pero falta esa capacidad de unirlo todo. Y después tuve de profesora a una mujer fascinante, Begoña Solozabalm que con ocho años me llevaba a los conciertos de la Filarmónica. No te enseñaban a tocar un instrumento, te enseñaban música. Es la forma de aprender música.

P. ¿Y no se puede mantener ese sistema?

R. Hoy en día es muy difícil porque, desde que hemos inventado los conservatorios y las universidades con el sistema de créditos, hemos llegado al extremo de que los estudios de música sirven en Medicina. Y la ley establece un ratio de cada materia que lo hace imposible.

P. ¿Cómo se reparten las responsabilidades del resultado artístico entre el director, el conjunto y las voces?

R. No es siempre igual, y es dificil explicar. Cuando la calidad de los coralistas es muy baja, el papel del director es muy importante. Por arriba pasa lo mismo: con un grupo muy bueno un director debe tener una visión muy profunda de la obra que va a dirigir para conseguir algo todavía mejor. En un grado medio, la responsabilidad es media. El director es importante, un mínimo del 50%, en la labor de preparación, pero quizá el concierto puede funcionar en ocasiones sin director.

P. ¿Es más técnica o alma?

R. Si el coro es bueno, el problema es aglutinar a gente con sensibilidades y capacidad de expresión distinta. Si es con aficionados que no tienen gran capacidad interpretativa, tienes que hacerles entender lo que la obra lleva dentro.

P. ¿Qué hace bueno a un coro?

R. Estoy absolutamente convencido que una disciplina de trabajo. Si tiene demasiada gente buena puede ser peligroso: se empiezan a oír voces individuales. Y si son voces muy malas, hay que trabajar mucho para que funcione. Ensayar, ensayar y ensayar.

P. Debe ser difícil hacerlo en coros de aficionados.

R. Los coros aficionados, cuando llegamos a un nivel como éste [la Sociedad Coral de Bilbao], son un milagro. De cara a quien lo va a dirigir, a quien lo contrata, es un coro de calidad profesional. Dar un resultado profesional con gente que viene voluntariamente a trabajar, que se quita días de vacaciones para ir a los conciertos, es un milagro.

P. ¿Y por qué falta el gran coro profesional?

R. Quizá porque existen los aficionados. Luego hay una competencia un poco rara por parte de los coros que están en el borde entre el profesional y el amateur, que pagan a los coralistas una cantidad económica. O eres aficionado, como en la Sociedad Coral, que nunca paga a nadie, o eres profesional, con todo lo que conlleva.

P. ¿Cambiarían los resultados artísticos con la profesionalización?

R. No. En el nuestro caso, no.

PERFIL

Con 20 años el bilbaíno Gorka Sierra ya era director del coro Itxas soinua de Lekeitio; con menos de 30, director artístico de la Sociedad Coral de Bilbao, cargo en el que lleva más de 25 años. 'Tengo la sensación de haber empezado muy pronto', asegura con cansancio. Sólo sus amigos saben que el tiempo que la música le deja libre lo dedica a colaborar en proyectos sociales o a viajes que acaban comprometiéndole con las gentes de los países que visita.

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