La metamorfosis del Mallorca
Pandiani, con tres goles en Zorrilla, remata la racha de los de Manzano, en puestos de 'Champions'
El Mallorca que esta noche (20.00, Canal 9) saltará al estadio Rico Pérez de Alicante para medirse al Hércules en la Copa del Rey, no se parece en nada al que empezó la Liga con tres derrotas (Valencia, Celta y Atlético de Madrid) y con negras perspectivas en el horizonte. Desde la goleada del Atlético en Son Moix, 0-4, el conjunto balear se ha transformado de tal forma que ahora... es tercero en la tabla y está en puestos de Liga de Campeones; lleva cinco victorias consecutivas, lo que no lograba desde la temporada 2000-2001, con Luis Aragonés en el banquillo; en los últimos cinco encuentros, 15 puntos, ha marcado 10 goles y sólo ha recibido uno, cuando en los tres primeros partidos había encajado nueve y sólo convertido una diana; ha derrotado al Athletic de Bilbao, Espanyol, Betis, Osasuna y Valladolid...
Salvado del descenso en el último suspiro de la temporada pasada, el Mallorca ha confiado en el psicólogo Gregorio Manzano la rehabilitación de un equipo que vivió días de gloria con Héctor Cúper y Luis Aragonés, y que el año pasado se desplomó en la tabla. De momento, el conjunto ha sido radical: tres derrotas seguidas y luego cinco victorias consecutivas, ningún empate, o todo o nada. Una metamorfosis.
Paralela a la transformación del Mallorca se ha producido la resurrección de Walter Gerardo Pandiani (27 de abril de 1976), el delantero uruguayo cedido por el Deportivo. 'Primero no daban un centavo por nosotros. Teníamos errores pequeños y los rivales nos liquidaban. El técnico nos dijo que había que tener un cien por cien de concentración', explica Pandiani, que se deshace en elogios de Gregorio Manzano: '¡Esplendoroso! En dos meses con él he hablado 10 veces más que en dos años con Jabo [Irureta, su entrenador en el Deportivo]. Me da cariño, es una gran persona. Te convence mentalmente de que debes salir al campo a partirle los dientes a todos. ¡Habla hasta con los juveniles que se entrenan con nosotros! Siempre tiene un huequito'.
Pandiani, apodado El Rifle por la rapidez con que dispara a puerta, sufrió en silencio su repetida suplencia en Riazor. 'Me iba caliente a casa', cuenta, 'cuando estaba de forma física igual que mis compañeros, o mejor. Me merecía ser titular y me quedaba fuera de la convocatoria. Irureta no me valoró, no me dio confianza y a veces me ponía porque no tenía más remedio. Con él no hablaba porque no me tenía en cuenta, no hemos hablado prácticamente nada. Y era muy especial. Si un compañero se quejaba por no jugar, él le contestaba mal', confiesa el jugador uruguayo.
La vida de Pandiani ha ido dando tumbos. Comenzó jugando a los seis años en el América de Montevideo; fue mediocentro hasta que a los 20 un entrenador, Revetria, le colocó de delantero y 'todos los partidos, todos, hacía goles'; a los 16 años murió su padre, Walter, enfermo del corazón; a los 17 se casó y fue padre por primera vez -tiene tres hijos varones, el último nacido en A Coruña-; e hizo de basurero, pintor, guardia de seguridad nocturno y mensajero con la moto para ayudar a su madre a llevar la casa. 'Mi técnico, Revetria, me dijo que tenía el futuro en mis piernas y que si dejaba la moto, él mismo me pagaría el sueldo que yo ganaba así. El dinero era mínimo, estaba siete meses sin cobrar... Pasé momentos muy desagradables. Todavía se me eriza la piel y se me caen las lágrimas cuando pienso en todo lo que he vivido'. Incluso pensó en dejar el fútbol, pero su madre le convenció de seguir en la cancha.
Pandiani es sobre todo un excelente cabeceador, condición que cultivó gracias a su época como jugador de voleibol, deporte del que fue campeón por parejas en un torneo de Uruguay ante jugadores federados y del que guarda trofeos en su casa. 'Muy pocos saltan como yo, y es gracias al voley. Me despego del suelo 92 centímetros. Lo he medido', cuenta Pandiani.
El sábado ante el Valladolid rompió una racha de 655 minutos sin marcar. Lo hizo de cabeza, claro, y lideró la remontada del Mallorca en Zorrilla (1-3). Y es que Pandiani es un especialista en voltear marcadores. 'En el Depor la gente decía 'ahora entra Walter y ganamos', recuerda el delantero. Como aquella noche europea en que marcó tres goles de cabeza al Paris Saint Germain, que ganaba 0-3 en Riazor y perdió 4-3; y como en su época en el Peñarol de Montevideo. También entonces dejó huellas de su fuerte carácter. Fue sancionado con 10 partidos -todavía le quedan dos si vuelve a Suramérica- por una pelea con medio equipo del Flamengo en un partido de la Copa Mercosur. 'Todos los uruguayos tenemos mucho temperamento, nos gusta hacernos respetar. No me gusta que me bailen'.
Enganchado al acierto de Pandiani, el Mallorca ha vuelto por sus fueros, y está viviendo una metamorfosis. Así lo explica Pandiani: 'Necesitábamos tranquilidad. Ahora las líneas están más juntas, hablamos mucho en el campo, la defensa está muy sólida y el centro del campo muy compacto. Y arriba, a pelear. Los delanteros han de ser los primeros defensas. Como Ibagaza. Corre mucho, su trabajo es impresionante'. Vuelve Pandiani, el luchador, y renace el Mallorca.
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