El guardia civil que pide vivir con su novio se da de baja por depresión
Hoy formalizará su petición para residir con su pareja en la casa cuartel
El guardia civil de Vilafranca que pide vivir con su novio en la casa cuartel se encuentra de baja desde el pasado viernes por depresión, debido a la presión psicológica sufrida por la trascendencia pública del caso, que ha sido objeto de atención en todo el país. También ha influido el entorno, puesto que el agente vive en una pequeña localidad del interior de Mallorca. Está previsto que en las próximas horas, hoy o a lo sumo mañana, haga la petición formal ante sus mandos. Si es denegada, prevé llegar al Tribunal Constitucional.
Según el diario Última Hora, que anticipó la noticia, el guardia civil, cuya identidad no ha sido revelada, ha recibido asesoramiento de un equipo de cuatro abogados y de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Los letrados han estudiado a conciencia la Orden General número 54 del instituto armado, que regula quién tiene derecho a ocupar los pabellones o viviendas de los cuarteles. El agente y su compañero mantienen una relación estable y se hallan inscritos en el registro de parejas de hecho del Gobierno balear, que este año ha registrado 39 convivencias.
El equipo jurídico que se encarga del asunto ha trabajado minuciosamente la forma en que se llevará a cabo la solicitud. Será el capitán de la compañía en la que está destinado el agente quien reciba la petición, que el interesado entregará en mano. Ese mando tiene poder para decidir una respuesta. En caso de que la solicitud sea denegada, en base al artículo de la Orden General que sólo permite la convivencia en los cuarteles a las parejas heterosexuales, se presentaría un recurso de amparo ante el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Baleares, el coronel Cristóbal Santandreu. Si en esta instancia tampoco se admitiera, se acudiría al Tribunal Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, donde los abogados del agente ven muchas posibilidades de ganar el caso. Finalmente, si la respuesta también fuera desafavorable se acudirá al Tribunal Constitucional.
Pesimismo
En el círculo que rodea al guardia civil y su pareja el ambiente es de tensa espera y pesimismo. Juan Miguel Pepinyà, secretario regional de la Asociación Unificada de Guardias Civiles y representante del agente, opinaba ayer que los mandos, presumiblemente, se acogerán al artículo en el que se especifica que sólo pueden vivir en los pabellones las parejas heterosexuales. Al mismo tiempo apuntaba que éste no es el único caso dentro del instituto armado que ha llegado a su organización. Un significativo número de hombres y mujeres homosexuales les han solicitado información, pero ha sido este agente el primero que ha dado un paso adelante y planteado un cambio en los reglamentos de la Guardia Civil.
La Constitución deja claro que nadie puede ser discriminado por su opción sexual y la Guardia Civil sí lo hace, según explicó Perpinyà, para quien el cambio de mentalidad en la Guardia Civil es un asunto que demanda la sociedad. La Federación Colegas, que engloba a distintos colectivos de gays y lesbianas, se ha unido a la Asociación Unificada de Guardias Civiles en su apoyo al agente. En un comunicado asegura que la norma que regula la convivencia de parejas en los cuarteles es discriminatoria para las homosexuales.
Ambas entidades coinciden con la información publicada el pasado sábado por este diario en la que se recogía un proyecto del PSOE encaminado a que los guardias civiles y sus familias reciban apoyo económico por parte del Gobierno para que puedan vivir fuera de los acuartelamientos. Ambas organizaciones critican que el bajo sueldo de los agentes les obligue a vivir en dichos recintos. Sobre su vida privada en los cuarteles, los mandos ejercen una tutela implícita ya que existe un control de las personas que acceden a los mismos.
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