'Yo tampoco sé cómo se le gana a Rossi'
No se le despega la sonrisa ni un instante, ni rehúye pregunta alguna. Valentino Rossi (Urbino, Italia, 1979), el jefe del motociclismo mundial, es un tipo feliz, que se muestra encantado de haberse conocido. Cualquier tema le sirve para gastar una broma y consigue llenar de complicidad el ambiente. Ni siquiera tuerce el gesto al hablar de su compatriota Max Biaggi, el único enemigo que se le conoce. Le va el papel de superhéroe de barrio, y rodeado de amigos, consejeros y demás tropa que le acompaña, ejerce como tal.
Pregunta. Así que se ha hecho usted hincha del Real Madrid, ¿eh?
Respuesta: ¿Cómo dice?
P. Sí. Allí juega su amigo Ronaldo, 'el deportista al que más admiro', dice usted a menudo. El mismo al que se abraza en una de esas pegatinas que lleva siempre consigo.
'Me gusta mucho la noche, cierto; pero eso de que odio entrenarme es una leyenda'
'Yo no sé si soy el mejor, yo sólo corro para ganar y para divertirme'
R. Y dicen que está gordo, ¿eh? Ja, ja... No. Yo soy del Inter. Ronaldo es un mercenario. No, es broma. Le quiero mucho. El Madrid es enorme, tiene un montón de jugadores que me encantan: Roberto Carlos, Figo, Zidane y... Hasta Ronaldo me gusta. Pero yo soy interista.
P. ¿Por qué no le gustan las entrevistas?
R. No es que no me gusten. Es una parte de mi trabajo. Me divierto corriendo en moto y no me divierto tanto en las entrevistas, sobre todo cuando tienes que contestar siempre a las mismas preguntas. Pero no las odio. Al menos no las odio demasiado. Es una leyenda, como otras muchas, que se cuentan sobre mí. Todo el mundo quiere hablar con Valentino Rossi, pero las entrevistas están después de las motos.
P. Además de ser usted el mejor piloto del mundo es el mejor showman del mundo. ¿Cómo se consigue sin que le falten al respeto?
R. Yo no sé si soy el mejor y es la gente la que tiene que decir quién es el número uno. A mí me gusta divertirme, en la carrera y en el podio. Y eso hago. No voy a estar con cara de funeral después de ganar. Festejar una victoria es muy bonito. Me gusta el follón.
P. Decía su amigo Fonsi Nieto que un piloto tiene que hacer feliz a la gente. Y que eso no se consigue entrando en la meta 'como un cura'.
R. ¿Como un sacerdote? Un tipo inteligente Fonsi. A la gente le gusta que el que gane le haga sonreír. Cuando entras primero sueltas toda la adrenalina. Fonsi, Melandri, yo... Cuando ganamos intentamos hacer feliz a la gente. Está relacionado con la edad. Barros, por ejemplo, apenas celebra nada.
P. Pero de ahí a entrar de lado en la moto como ha hecho en alguna ocasión... Parece como si jugara con los rivales.
R. Yo no juego con los rivales. Insisto: cada uno festeja sus victorias como quiere y a mí me gusta lo que en Italia llamamos el casino, el follón.
P. El que le gusta menos es Biaggi. ¿Por qué sigue alimentando esa polémica cuando, con los resultados en la mano, a día de hoy él no es rival para usted?
R. Depende del gusto de cada uno si es rival o no. No me gusta porque dice cosas que no son ciertas. Miente por sistema. Él nunca tiene la culpa de nada. La tienen siempre otros. Los mecánicos, la moto, las ruedas, los circuitos... Cada uno tiene que tener muy claro lo que dice cuando habla con la gente. Pero creo que eso va con el carácter de cada persona porque éste es un mundo muy diverso. Y no es posible llevarse bien con todos.
P. Pero es lógico que a algunos rivales no les divierta que suba al podio disfrazado de Robin Hood; o que otro día lo haga llevando a un amigo suyo a caballo disfrazado de pollo.
R. ¿A quién le molesta? Son ideas que se me van ocurriendo y las hago sin pensarlo. Pero ojo: lo hago sólo de vez en cuando. Me parecen cosas simpáticas que ayudan al espectáculo. No lo hago forzado, ni para llamar la atención. Me sale de muy dentro. Son sorpresas con las que no falto el respeto a nadie. Además, ahora me conformo con hacer una al año. Esta temporada hicimos lo de Mugello, cuando dos amigos míos saltaron a la pista disfrazados de carabinieri, y sacaron un block para ponerme una multa por exceso de velocidad. Me parece que fue muy divertido.
P. Descubra un secreto: ¿Cuál es la manera de ganar a Rossi?
R. Cómo ganar a Rossi...Ésta sí que es una pregunta interesante.
En ese momento Carlo Fiorani, uno de sus amigos presentes en la entrevista, interviene: 'No lo digas que va a ser peor. No digas que la única manera es que te metan una chica en la cama la noche anterior'.
P. ¿Ésa es la solución?
R. Ni así podrían. Es broma eso de la ragazza, ¿eh? La verdad es que yo tampoco sé cuál es la manera de ganar a Rossi.
P. ¿No le parece que como siga así, las carreras en las que pariticipe se parecerán horrores a las de fórmula uno, donde se sabe desde el principio quién va a ganar? ¿No le asusta convertirse en el Schumacher de las motos?
R. No es posible. Yo admiro a Schumacher, pero una carrera de motos no es igual que una de coches. Aquí son muchos los que cogen el liderato. Una vuelta es primero Barros, otra Kato...
P. ... Otra Biaggi.
R. Sí, también Biaggi. Y a veces se llega a la última vuelta sin saber quién puede ganar. Y la carrera se resuelve ahí. En la fórmula uno se pone primero un Ferrari y ahí se ha acabado el asunto. Pero yo sólo puedo decir bravo a Schumacher y bravo a Ferrari. Uno es el mejor piloto y otro es el mejor equipo. Y por eso ganan.
P. Dicen que no le gusta entrenarse, que odia los gimnasios y que no hay nadie que le obligue a meterse a las diez de la noche en la cama. Vamos, que sus juergas son famosas.
R. Que no me gusta entrenarme es otra leyenda. Lo que no soy es un maníaco del gimnasio. Yo debuté en 125cc y apenas me entrenaba. Pero es que en esa categoría no hace falta estar como un toro para ganar. Pero en cilindradas superiores hay que trabajar mucho. No creo que lo que he conseguido se pueda hacer sin trabajo. Mejor dicho: es imposible. Quizá entreno más que otra gente que se pasa el día diciendo que se entrena mucho.
P. Pero le gusta la noche, ¿eh?
R. Que no me gusta estar en casa a las diez es cierto...Sí, me gusta mucho la noche, sobre todo pasear porque es cuando hay menos gente por ahí.
P. Si la organización le obliga algún día a llevar el número uno, el que le corresponde, y desterrar el 46, ¿lo aceptaría?
R. No. Pero no creo que suceda. A mí el número uno no me dice nada. Y la gente sabe que soy el número 46 y pienso seguir usándolo.
P. Qué poco le gustaba a usted la nueva moto cuando la vio. Llegó a llamarla botijo...
R. ¿Verdad que era fea? Pero en cuanto me monté en ella vi que era maravillosa. A mí encantaba la de 500cc y por eso la vi extraña. Pero es una moto extraordinaria.
P. Hoy puede igualar la marca de Mike Doohan que es el piloto que más carreras ha ganado (12) en una misma temporada. ¿Qué le dicen esos números?
R. Me gusta, claro, pero los números me dan igual. Yo corro para ganar y para divertirme. No me obsesiono con las cifras.
P. ¿Sigue hablando con Guido, su bulldog?
R. Sí. Y me da unos consejos muy interesantes.
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