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Entrevista:PASCUAL PONT | Sabio autodidacta

'El alma es la interacción individuo-entorno'

Pascual Pont (Xàtiva, 1937) quedó huérfano a los 15 meses como consecuencia de la guerra. A los 15 años se trasladó a Valencia para ser oficial fresador en la empresa metalúrgica Macosa. Pasó un tiempo en Ginebra (Suiza) y en Madrid, donde se vinculó a la Juventud Obrera Cristiana, pero regresó a Valencia para aferrarse al torno declinando trabajos en oficinas porque le hipotecaban la libertad de pensamiento que le daba la máquina. Fruto de esa inquietud intelectual autodidacta es el libro Los símbolos complejos, publicado por la Universidad Politécnica de Valencia, donde ha sintetizado la complejidad de la existencia en una fórmula.

Pregunta. ¿Qué son los símbolos complejos?

Respuesta. Cuando lo imaginario y lo real se unen en matemáticas forman los números complejos. Además de la materia y la energía, la información entra cada día más en la configuración de la existencia. Son tres entidades que se integran e interactúan en una realidad compleja.

P. ¿Esos símbolos nos ayudan a comprender la existencia?

R. Intento con una fórmula que sean un elemento que sirva de referencia para comprender esa síntesis que necesitamos de toda la existencia. Newton consideraba que la gravedad funcionaba como una acción exterior; Leibniz, por el contrario veía un interior, mientras que Descartes separaba alma y cuerpo. No hay que separar el cuerpo del alma, el interior del exterior. Yo sitúo el alma en la interacción entre el individuo y el entorno. Y si se salva o no dependerá del balance energético que tenga con el entorno.

P. ¿Qué significa la fórmula Limn - - (i+1/n)n - t?

R. Los científicos buscan lo indivisible y yo planteo buscar la individualidad, que es indivisible. Represento al individuo con el número complejo i que no es simple y además es imaginación. Nosotros somos nosotros pero somos en cuanto a entidad imaginaria, aunque nos amputen una pierna o nos pongan un corazón artificial. Pero esa individualidad no es autosuficiente, necesita del entorno, que es n. Pero no coge su totalidad sino una parte de ese entorno (+1/n), que a su vez lo transforma totalmente. Entonces, matemáticamente, esto lleva a cuatro puntos que van girando a un centro que se representa con la letra tau. Todo, relacionado con el infinito y el límite (Lim).

P. ¿Eso es la individualidad?

R. Sí, y luego viene la interacción. Para mí el tetraedro, por su propia simple fórmula, significa esa equidistancia, que además se corresponde con la unión de los armónicos.

P. Usted dice que Occidente venera el número uno y Oriente el cero. ¿Por ahí se explican las fricciones actuales?

R. Eso lo explica el petróleo y la economía. Pero sí es el motivo de que los encuentros sean superficiales. La gente que se acerca a Oriente se deja llevar por lo superficial: el yoga, etcétera. Oriente era el cero que daba vueltas sobre sí mismo y lo integraba todo de una forma difusa. Occidente es el uno, que era la comprensión, la individualidad, el monolito que nos agrupa. El uno y el cero tienen que encontrarse en la continuidad de discontinuos. Hay una serie de elementos que fluyen, pero no para volver siempre al mismo sitio, sino que progresan y avanzan a discontinuidades cada vez más grandes y poderosas.

P. ¿Cómo se definiría?

R. Como un ser que cree firmemente en que todos los hombres somos sustancialmente iguales. Como un hombre de mucha fe en la dignidad y la capacidad humana para hacer un mundo mejor y más justo.

EN DOS TRAZOS

Pascual Pont es un sabio sin estudios formateado en la metalurgia. No ha leído mucho, pero sí con intensidad. Las contradicciones de su militancia católica, sindical y vecinal le sumieron en una honda crisis ideológica, cuyas conclusiones ha sintetizado en un ensayo de gran nivel intelectual y técnico que ha sido avalado por la Universidad Politécnica de Valencia: 'Los símbolos complejos'. Vive en el barrio obrero de San Marcelino, en Valencia, donde desempeña una notable actividad vecinal y cultural, y donde prepara su nuevo libro: 'Axiomas y conectores'.

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