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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gran angular

Fiesta para la literatura es la inauguración, con dos volúmenes, de esta Biblioteca Francisco Rico. Tiene su sentido que el primero sea una miscelánea. Estudios de literatura y otras cosas reúne excelentes artículos dispersos, casi varias monografías. Género fundamental de las humanidades, el artículo. Género, por tanto, a la medida de Rico, ya que se le pueden atribuir simultáneamente los adjetivos de literario y erudito. Además, él mismo llama nuestra atención sobre la importancia histórica de la compilación de textos. En su ascenso al estatuto de escritor, y de escritor canónico (que no otra cosa es tener biblioteca con el propio nombre), Rico eleva sus textos al rango de primarios. En el siglo XIV los manuscritos recopilatorios: 'Tenían mucho de monumento funerario, como la Pléiade (o una biblioteca de autor, ay) para un contemporáneo'. Ese paréntesis, y el ay que guarda, deben valorarse como un inciso sustancial, pues sabemos que el filólogo no ha retocado estos ensayos, excepto erratas y las notas finales que actualizan cada uno minuciosamente. En esa interjección late el Rico escritor, el que sabe que filólogo es sinónimo de poeta. Ambas cosas fue Petrarca y estaba, según Rico, 'obsesionado hasta la neurosis' por la edad. Pero volvamos a las compilaciones, que actúan como hipótesis descriptivas y explicativas. Así el Canzionere de Petrarca, en tanto que compilación ordenada, se remite a la Edad Media; como libro que salva la obra del poeta lo conecta a los poetas antiguos: 'Un hilo clásico enhebra sus páginas'. Los códices heterogéneos (que agavillaban géneros y autores diferentes) pueden haber servido de modelo para esas 'estupendas mezcolanzas' medievales (de profano y religioso, elegante y obsceno, verso y prosa). Otro hilo -antiguo también- agrupa estos capítulos, en forma de aviso reiterado: los textos deben leerse con un criterio histórico, filológico, frente a los excesos de la crítica y frente al mito romántico de la obra de arte absoluta. Así, Rico relativiza la influencia de Petrarca en el llamado humanismo catalán del siglo XIV. Perfila luego a un Colón próximo al humanismo, en pie de igualdad con Nebrija. Sus análisis de elementos aparentemente menores fructifican magistralmente: una sola palabra -corregida con acierto- le permite reinterpretar un poema entero de Gautier de Châtillon. Toda una época de la literatura española -nada menos que el Renacimiento italianizante- se examina desde el progresivo destierro del verso agudo. Por último, la perduración de algunos tópicos cervantinos ('metafísico estáis', 'con la Iglesia hemos dado', que no topado, 'la del alba sería') sostiene un vuelo alto y largo -del Quijote a Gil de Biedma- que llega a la literatura como 'realidad histórica': 'Un clásico... lo es porque desborda el texto y puebla... el contexto del idioma, la civilización, la vida'. Ahí comprendemos que el título -literatura y otras cosas inseparablemente- era una perífrasis para nombrar la vida.

EL SUEÑO DEL HUMANISMO. DE PETRARCA A ERASMO

Francisco Rico. Destino. Barcelona, 2002 287 páginas. 19,25 euros

ESTUDIOS DE LITERATURA Y OTRAS COSAS

Francisco Rico. Nueva edición corregida y aumentada Destino. Barcelona, 2002 215 páginas. 16,85 euros

Rico tiene tres cualidades

que

muy a la ligera algunos juzgan equivalentes: erudición, inteligencia e ingenio, transverberadas en él por una ironía que aligera los pasajes más densos: 'No he navegado la mar Océano de las publicaciones botadas con ocasión del quinto centenario'. Sobre el verso oxítono diagnostica: 'La fiebre aguda fue remitiendo'. Petrarca acaba 'despedazado en adagios', y los florilegios reducidos a 'erudición de prêt-à-porter'. Rico, pues, debe ser leído como literato hasta en el más mínimo detalle: prólogos y notas, citas, su original modo de fechar y, muy especialmente, las dedicatorias: al frente de El sueño del humanismo continúa una que intriga desde hace años a los lectores. Así hemos abierto otra vez este libro, sobradamente celebrado, multitraducido, que era ya un clásico. Su 'óptica de gran angular' sigue siendo imprescindible para corregir una miopía cultural que -quién lo iba a decir- va en aumento. El humanismo movilizó en dos siglos lo mejor del pasado -Grecia y Roma- y dejó un legado ideal tan alto que aún hoy cuesta dar la talla. Apenas hay aspecto de la civilización europea que no se vea implicado: arte, ciencia, pensamiento, política, derecho... Por supuesto, literatura, porque el humanismo confía en que el ser humano puede educarse -por eso los 'estudios de humanidad'- mediante la literatura. Un gran relato, con héroes polivalentes: Petrarca y Erasmo en los extremos del viaje, pero también L. B. Alberti, Alfonso el Magnánimo, Poliziano, Nebrija... Sueño significa aquí una categoría absolutamente intelectual, proyecto -aunque incumplido- de un estado ideal. La filología se erige como ciencia central de esa aventura basada en lo que estaba ya escrito y en lo que estaba por escribir (que no es mala perífrasis para la literatura). La piedra de toque -y la piedra angular- de este ensayo magno es el capítulo donde se explica la más noble aportación del humanismo: los discursos en defensa de la dignidad del hombre.

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