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Reportaje:

15 años de Bus Turístic

El autobús que une los principales monumentos de Barcelona alcanza un millón de pasajeros anuales

Clara Blanchar

Comenzó su andadura en 1987, con dos autobuses que funcionaban sólo en verano, con 11.000 pasajeros y perdiendo dinero. Tres lustros después, el Bus Turístic de Barcelona opera todo el año, la flota de vehículos se ha ampliado hasta 40, lo utilizan más de un millón de turistas para llegar a los principales puntos de interés de Barcelona y el año pasado obtuvo unos beneficios de 3,6 millones de euros. El éxito es indiscutible y los autobuses de dos pisos, con el superior repleto de turistas, se han integrado en el paisaje de la ciudad.

Los artífices del invento, Turismo de Barcelona y Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), lo celebraron ayer y sus responsables coincidieron en destacar la evolución del Bus Turístic en paralelo a la consolidación de la ciudad como destino turístico de primer orden, con una cifra anual de pernoctaciones que ronda los ocho millones. El presidente de Turismo de Barcelona, Pere Duran, se refirió al Bus Turístic como parte estratégica de la oferta de la ciudad, y el presidente de TMB, Xavier Casas, alabó el 'acierto' y la 'buena gestión' del proyecto.

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El Bus Turístic tiene 27 paradas en puntos de interés unidas por dos rutas. La ruta norte, por encima de la avenida Diagonal, cubre la parte alta de la ciudad y tiene paradas en la Sagrada Familía, el parque Güell, Tibidabo, Pedralbes y el Camp Nou, entre otras. Por debajo de la Diagonal, el itinerario de la ruta sur pasa por la estación de Sants, la plaza de Espanya, Montjuïc, el puerto y la Villa Olímpica. La gracia está en que los usuarios pueden subir y bajar a los autobuses tantas veces como quieran con el mismo billete, un sistema del que el Bus Turístic puede presumir de haber sido pionero en Europa.

Los turistas se encuentran al subir al autobús con un informador que les explica el servicio y que durante el trayecto anuncia las paradas y algunos puntos de interés por megafonía, y un casaca roja, que se ocupa de proporcionarles un folleto-guía y de mantener el orden en el autobús.

Es el casaca roja quien constantemente repite a los pasajeros que no vayan de pie y vela por que no fumen ni coman en el autobús, además de intentar que no se produzcan aglomeraciones en las escaleras de acceso al segundo piso. Esto último es lo más difícil, según cuentan los trabajadores del Bus Turístic, porque todo el mundo quiere viajar arriba. El problema llega cuando llueve, porque hay que concentrar a los pasajeros en el reducido espacio del piso inferior.

Con los años, la oferta ligada al Bus Turístic se ha ido ampliando, de manera que el billete, que cuesta 14 euros un día o 18 euros dos días, incluye descuentos en unas 40 atracciones turísticas, desde museos hasta las golondrinas. Los turistas califican el servicio con un notable alto, según una encuesta que ayer presentaron sus responsables.

La mayor parte de los pasajeros de Bus Turístic son extranjeros (el 81,3%), y el resto pertenece al llamado turismo interior, que engloba a los usuarios de la misma ciudad. Así, los barceloneses constituyen el 2,4% de los pasajeros. Y es que bus tiene atractivo también para los ciudadanos de Barcelona.

Montarse en uno de ellos, aunque sea con el simple objetivo de pasear, ofrece una perspectiva distinta de la ciudad y permite fijarse en situaciones que sorprenden hasta al más urbanita. Así, desde la altura del piso superior de los vehículos, descubierto, se aprecia perfectamente el ajetreo de las cotorras que habitan en las palmeras de la Diagonal, las serpentinas que dibujan las hileras de taxis en las calles, las galerías de la cárcel Modelo e incluso sorprende contemplar que la Torre Catalunya, en la plaza dels Països Catalans, está inutilizada a partir del cuarto piso. O que en medio de la plaza de Francesc Macià hay un pequeño lago, algo inapreciable desde la jungla del asfalto.

En 15 años de vida, los trabajadores del Bus Turístic protagonizaron este verano la primera jornada de huelga en demanda de mejoras salariales y de las condiciones de trabajo. El paro finalizó con un acuerdo con la empresa privada que gestiona el personal, que oscila entre 30 empleados en temporada baja y 160 en los meses de más afluencia de turistas.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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