El timo de la Renfe

Mucha gente conoce el timo de la estampita o el timo del tocomocho, pero poca gente conoce el timo de la Renfe; únicamente aquellos pobres ciudadanos de a pie (y nunca mejor dicho) que no poseen ningún medio de locomoción propio y que, por tanto, supeditan el disfrute de sus fines de semana a la puntualidad de unos trenes de la época en la que muchos de nosotros ni siquiera habíamos nacido.

Como muestra, un botón: el pasado día 5 de octubre, el Intercity Madrid-Vitoria tuvo que detenerse dos horas en Briviesca debido a un problema del tren que circulaba por delante. Hasta ahí son cosas que pasan y que se pueden entender, pero las que ya no parecen tan normales son las explicaciones que dan a la hora de reclamar en la Oficina de Atención al Cliente.

Después de haber recogido a la gente del tren accidentado, de haber llegado más de tres horas tarde a Vitoria y teniendo en cuenta que ya llevaba 20 minutos de retraso cuando se vio obligado a parar, el mencionado Intercity casi debió alcanzar una velocidad supersónica y recuperó más de 20 minutos en su llegada a Hendaya, punto final del viaje.

Según la Oficina de Atención al Cliente, la indemnización por las más de tres horas perdidas para la gente que paró en Vitoria se resuelven con poco más de cinco euros, unas 860 pesetas, ya que la reclamación se hace sobre el final del trayecto.

Y yo me pregunto: aun suponiendo que recuperó dicho tiempo, ¿qué me importa a mí lo que recuperó en Hendaya si yo llegué a las 17.45, cuando debería haber llegado a las 14.39? Y si el retraso que prevalece es el del punto final, ¿la gente que bajó en Burgos y que sólo llevaba 20 minutos de retraso podrá reclamar las dos horas y media adicionales con las que se llego a Hendaya? Lo dudo mucho, pero si esto

fuera posible, seríamos capaces de devolverle, aunque sea mínimamente, el timo a Renfe.