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Reportaje:

El musical ruso resiste a la tragedia

Los teatros moscovitas siguen llenándose pese al asalto de los terroristas chechenos

El arte de Broadway sigue su avance triunfal en Moscú, a pesar de la tragedia ocurrida en el barrio de Dubrovka cuando un grupo de extremistas chechenos irrumpió durante la función de Nord-Ost. El mismo sábado, día en que se produjo el espantoso desenlace, la gente llenó el Teatro de Opereta donde se daba el musical Notre Dame de Paris.

Los musicales se suceden uno tras otro en la capital rusa, que ya ha alcanzado a ciudades como Berlín, donde al mismo tiempo se dan seis musicales. Dentro de unos meses estará a la altura de París, con 10, y, según los pronósticos, en unos años más habrá sobrepasado a Londres (31) e incluso a Nueva York, donde pueden elegir entre 42 musicales. Famosos y populares teatros rusos como el Lenkom de Mark Zajárov, cuyo repertorio está formado de obras reescritas como musicales, aunque muy diferentes a los norteamericanos, se preparan para hacer frente a la invasión y no ser barridos por la moda de las copias broadwayanas.

Los pronósticos dicen que en Moscú habrá más musicales que en Londres y Nueva York

Con sólo una semana de diferencia, los moscovitas han visto este mes dos estrenos: Chicago y Calle 42, producciones millonarias que se suman a los cuatro que estaban en cartelera. El primer musical 'occidental' que los rusos vieron es El metro, traído gracias la baronesa Caterina Gecmen-Waldek, que ante el éxito obtenido se ha convertido en coproductora de otros musicales.

Las primeras funciones del espectáculo contaron con la asistencia de la élite moscovita, tanto artística como política, y el éxito fue instantáneo. El ex presidente Borís Yeltsin lo alabó diciendo que el espectáculo 'cautiva, enamora' y que en él 'no te quedas dormido por ningún motivo', mientras que el actual líder ruso, Vladímir Putin, señaló que era 'un pasaje a un cuento de hadas, en el que cada uno puede encontrar una enseñanza'.

La baronesa austriaca de origen ruso trajo este año Notre Dame de Paris, con un presupuesto superior a los 4,5 millones de euros, más del doble que el de El metro. Y este mes, la pareja más famosa de cantantes pop, Ala Pugachova y Filip Kirkórov, ha seguido el ejemplo para convertirse en productores de Chicago.

La superproducción, con un presupuesto de más de cinco millones de euros, está celosamente controlada por los norteamericanos. Nadie duda del éxito de la obra de Bob Fosse en Rusia, ya que no sólo actúa en ella el mismo Kirkórov, sino también Lolita Miliávskaya, una de las cantantes rusas más populares. Pero a los actores no les gusta nada eso de los controladores estadounindenses. Como dice Lolita, 'todos estamos esperando a que los norteamericanos se vayan para poder cantar esta obra a la rusa'. El plan de Kirkórov se asemeja al de los antiguos soviéticos, que compraban una máquina para desmontarla y luego tratar de hacer una propia. 'Primero debemos adquirir la experiencia de los estadounidenses, y después nos embarcaremos en la producción de un musical puramente ruso', señala Kirkórov.

Si la baronesa y Kirkórov traen musicales que al menos traducen, el escenográfo y productor Borís Krasnov ha optado por trasladar Calle 42, galardonada el año pasado con cuatro premios Tony, en un solo paquete, incluidos los actores norteamericanos, que cantan en inglés. Verdad es que para la puesta en escena rusa Randy Skinner ha agregado algunas escenas nuevas y Krasnov ha realizado 20 decorados propios. El proyecto es el más caro de todos: más de 11 millones de euros. Krasnov considera que el boom de los musicales sólo está comenzando y que dentro de cinco años habrá multáneamente en cartelera unos 50.

De momento, los moscovitas podían ver sólo un musical auténticamente ruso que al mismo tiempo sea una superproducción como las de Broadway. Se trata de Nord-Ost, basado en la novela de Veniamín Kaverin Dos capitanes. La historia trata de un niño mudo cuya vida cambia después de descubrir una carta sobre una expedición polar desaparecida. La obra llevaba un año en cartel, con ocho funciones semanales, siempre con orquesta en vivo y un bombardero de verdad en el escenario, hoy ensangrentado.

Filip Kirkórov, la gran estrella de los musicales moscovitas.
Filip Kirkórov, la gran estrella de los musicales moscovitas.

Un público variopinto

El 21% de las amas de casa de entre 35 y 54 años con ingresos por debajo de la media moscovita y educación superior van a ver musicales dos veces al año. Los padres de familia de la misma categoría de edad y educación pero con ingresos algo superiores representan el 14%, con una asistencia de 2 a 4 veces al año. El mismo porcentaje lo tienen los jóvenes estudiantes de familias relativamente ricas de entre 10 y 24 años, sólo que van a los musicales 10 veces al año; las solteras de 16-24 años de escasos recursos representan el 12% y asisten 2 veces al año. Los espectadores más asiduos son los aficionados al teatro de 25-44 años con ingresos superiores a la media. Van unas 12 veces al año, y son el 11% del público. Los jubilados de ingresos medios, entre los 45 y los 64 años, también ven unos 12 musicales anuales, pero constituyen sólo el 8% del público.

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