Al cuadro blanco le toca sonreír ante el Unicaja gracias a Lucio Angulo
En este ir y venir del Madrid sin rumbo definido, ahora una victoria épica, ahora una derrota sonrojante, encadenando momentos mágicos con otros desoladores, ayer tocó lo primero. Ante el Unicaja, que se maneja ferozmente en la defensa, recuperó la sonrisa.
Sabido era que el partido no iba a ser un curso ofensivo, complicado asunto cuando en ambos banquillos se sientan técnicos obsesionados con la defensa, y lo sorprendente fue que en esa batalla se manejara mejor el Madrid, gracias en buena medida a Lucio Angulo, que escribió un tratado de cómo triunfar desde el coraje, demostró que quizás es el mejor defensor de la Liga y contagió a todos los que allí vestían de blanco, incluidos Alston y Digbeu.
REAL MADRID 68| UNICAJA 58
Real Madrid: Hawkins, Herreros (6), L. Angulo (13), Alston (16), Hernández Sonseca (4); Mumbrú (5), Victoriano (15), Digbeu (7) y Lampe (2). Unicaja: Sonko (4), Bullock (12), Gurovic (15), Wojcik (6), Weis (1); Berni Rodríguez, Kornegay (7), Cabezas (3), Risacher (4) y Okulaja (6). Árbitros: Amorós, Guirao y Pérez Pizarro. Excluyeron por faltas personales a Digbeu. 4.500 espectadores en el pabellón Saporta.
El primero mantuvo entero al equipo al inicio, cuando las cosas no iban bien y la defensa del Unicaja trituraba cada ataque. De los 13 primeros puntos del Madrid, diez llevaron la firma del estadounidense. Él evitó que el rival se escapara, lo que amenazó con hacer en más de una ocasión. Digbeu, por su parte, se fajó en la defensa y se inventó la canasta de la Liga lanzando la pelota desde el suelo.
Lo mismo dio que Herreros tuviera una caraja monumental y fallara incluso los tiros libres. El Madrid aguantó el arreón inicial del Unicaja y, con Victoriano al mando, fue golpeando con dureza a su rival. Pese a que este equipo tiene todos los problemas del mundo, y alguno más en el ataque estático, ayer logró mover la pelota con mayor fluidez.
Así que acumuló el Madrid una plácida ventaja que logró elevar hasta los 17 puntos (51-34) poco antes de que acabara el tercer cuarto, en el que Unicaja batió un récord negativo al lograr sólo tres puntos. El regreso de Mumbrú le dio otro plus de intensidad al equipo. Pero el Unicaja se agarró a la muñeca de Gurovic para no despedirse del partido. Así que a falta de un minuto todo estaba por decidir (60-56). No le tembló la mano al Madrid desde la línea de los tiros libres y ahí certificó una victoria incontestable.
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