El cajero automático
Yo salía del cuchitril del cajero automático cuando aquel hombre sacó la navaja y me robó la cartera, el dinero y la documentación. Lo que más miedo me dio fue su mirada. Pero me quedé helado cuando volvió sobre sus pasos con la foto de mi mujer y mi hijo en sus manos, blandiéndola como si fuera un hacha. Preguntó:
-¿Es tu familia?
Contesté que sí. Se rascó la barbilla.
-Que sepas que con Ana estuve saliendo yo hasta que me enganché a la droga. ¿Te lo ha contado?
-No.
-¿Cómo se llama el chico?
-Damián.
-Como yo. Qué casualidad. ¿Te importa que me quede la foto?
Me devolvió la cartera, así que pasé otra vez al cajero automático.
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