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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Memoria ardiente e incontestable

Hacia el arranque del pasado año, nos asaltaba la noticia -no por esperada de menor impacto- de la muerte, tan prematura, del pintor Luis Claramunt. Desaparecía así una de las figuras más genuinas, intensas e inefables de nuestra escena creativa del tercio final de siglo, lo que en relación a la década que mejor identifica el núcleo incandescente de su trayectoria, la de aquellos años ochenta desbocados en la exaltación de lo pictórico, no es, precisamente, decir poco. Hay, en tal sentido, que celebrar sin reservas la feliz iniciativa de esta muestra que rinde homenaje a la memoria del artista, y que rescata a la par uno de los ciclos decisivos de su periplo visionario, el conformado por los lienzos pintados por Claramunt en Marruecos entre 1987 y 1988.

LUIS CLARAMUNT

Galería Juana de Aizpuru Barquillo, 44. Madrid Hasta el 7 de noviembre

Asociada a una etapa ya significativamente avanzada en la producción del pintor y con tres lustros hoy a la espalda, la serie marroquí delimita una elocuente cota de plenitud en la depuración de su sintaxis, cuya revisión supone hoy un referente idóneo a la hora de revaluar, desde la perspectiva del presente, un balance cabal de su legado. Y lo cierto es que la descarnada síntesis destilada en estas telas, con su dicción tan implacable y fluida al tiempo, dista de haber perdido, en la usura del tiempo, ni un ápice de la frescura dinámica que nos deslumbraría en el primer encuentro.

Con ello, con el confín in-

forme y evasivo de esos escenarios magrebíes, con el espectral desfile de tipos que el trazo alumbra sobre la piel del vacío, con estas telas en las que arde el Sur, la exposición devuelve intacto, frente a los desmemoriados y a quienes aún deben hacer suya tal memoria, uno de los momentos incontestablemente fuertes en los que aquella quimera -hoy en desuso, y tan empecinadamente poderosa, sin embargo- que llamamos pintura tuvo a bien habitar entre nosotros. No se la pierdan.

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