Los inmigrantes, fuera del juego
La Federación pone todo tipo de trabas a los extranjeros que quieren tener ficha, incluso en aficionados
'Me gusta mucho el fútbol y quiero ser un gran jugador, pero no puedo jugar porque no tengo la ficha... Señor presidente, por favor, ayúdeme'. Así acaba la carta que de su puño y letra ha escrito Ignas Klemunsk, un niño lituano de 12 años que reside Cuevas de Almanzora (Almería) desde hace dos años y medio, al presidente de la Federación Andaluza, Eduardo Herrera. Ignas, como Carlos Mario Giraldo Henao -un colombiano de 12 años que vive en y Algeciras (Cádiz)-, son dos de los muchos inmigrantes afincados en España que no podían practicar uno de sus deportes favoritos, el fútbol. Su pecado: la nacionalidad. El reglamento de la Federación Española de Fútbol (FEF) pone todo tipo de trabas a los inmigrantes legales que pretenden alistarse en algún equipo.
El creciente fenómeno de la inmigración ha destapado la obsoleta normativa de la FEF. Los inmigrantes legales no encuentran más que dificultades para jugar como federados en cualquier competición oficial, aunque sea de aficionados. En Tercera División, por ejemplo, no pueden jugar comunitarios ni extranjeros. En las categorías regionales, juveniles, cadetes o infantiles, la FEF ha impuesto una discriminación por número y por edad: hasta 23 años sólo dos por equipo, salvo que lleven cinco años residiendo en España. Los mayores de 23 años también están limitados a dos, pero exclusivamente pueden jugar en la última categoría regional de cada comunidad.
La tragedia para el colombiano Carlos Mario Giraldo se presentaba los viernes y sábados, cuando no podía jugar con sus compañeros de equipo los partidos de competición local. 'Según me indica su madre, cuando llega a casa llora desesperadamente y se niega incluso a comer', explica Miguel Torres, un hombre de 80 años, el secretario del Juan Sebastián Elcano, el equipo de Algeciras al que pertenece este niño, en una carta al presidente de la federación andaluza y en la que le pide la tramitación de la ficha 'tanto como un favor deportivo como personal'.
La federación de Andalucía -donde viven 150.000 extranjeros, de ellos unos 80.000 no comunitarios- ha decidido finalmente seguir la misma vía que otras muchas territoriales y se ha saltado la normativa de la FEF. Gracias a ello, Ignas Klemunsli y Carlos Mario Giraldo podrán jugar ya mañana partidos oficiales con el resto de sus compañeros.
La historia se repitió hace unos años en Bembibre, una localidad leonesa de 10.000 habitantes. El club que lleva el nombre del pueblo cuenta con 12 equipos en las diferentes categorías y en ellos figuran unos 35 jugadores extranjeros, hijos de emigrantes de Cabo Verde y Portugal que llegaron a la zona para trabajar como mineros. 'La federación de Castilla y León se portó muy bien con nosotros', explicó su presidente, Sigifredo Benavides. 'Todos estos chicos son nacidos en el pueblo y por descuido no se han nacionalizado españoles. Para obtener la licencia no hemos encontrado más engorro que el papeleo. El problema llegará cuando alguno de estos chicos pase a jugar en el primer equipo, en Tercera División. Espero que para entonces la Federación Española haya abolido la norma que prohíbe jugar en esta categoría a todo extranjero, incluso aunque sea comunitario'.
La federación de Madrid también da la espalda a la Española desde hace tiempo. Así permite que el ruso Tcherisev, ex jugador del Sporting y del Burgos, milite en el Aranjuez, en categoría regional preferente. Con 32 años, según la norma de la Eespañola, sólo podría jugar en la última categoría regional. Su hijo, Benis, de 11 años, juega desde esta temporada en un equipo del Real Madrid, pero la pasada campaña, en Burgos, no pudo jugar con la selección castellano-leonesa porque le faltaban días para sumar cinco años de residencia en nuestro país, lo que llevaba su padre en el fútbol español.
'La Federación Española tiene que tomar conciencia del problema y darle una solución. No puede dar la espalda a la situación social actual del país', recalcó uno de sus directivos, Vicente Temprado, que preside la federación de Madrid. La posición del organismo que preside Ángel María Villar ha merecido, incluso, una reprimenda de la Comisión Europea. El pasado mes Bruselas amenazó a la FEF con la apertura de un procedimiento de infracción por las restricciones a los jugadores aficionados. El motivo fue la denuncia de dos estudiantes de países comunitarios a los que les impidió jugar como aficionados.
Fuentes del Consejo Superior de Deportes expusieron que la Federación tendría que adecuar su normativa a la legislación nacional sobre emigrantes. Sin embargo, aunque las territoriales hagan caso omiso y la realidad se imponga, desde la FEF aún sostienen que la norma sirve de protección a la cantera española.
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