Polémica tras el empate del programa Deep Fritz con el jugador ruso Krámnik

Los ordenadores de ajedrez cuentan con una memoria y una capacidad de cálculo brutal, no se cansan ni se ponen nerviosos. Si además progresan en la comprensión de la estrategia, sus partidas contra rivales humanos serán cada vez más desiguales. El empate, 4-4, del programa Deep Fritz con el ruso Vladímir Krámnik, en el duelo que se clausuró el lunes en Bahrein, abre la polémica sobre las condiciones justas para estos enfrentamientos.

El caso más controvertido no se produjo en las ocho partidas, pero estaba previsto en las reglas. Krámnik tenía derecho a aplazar el juego hasta el día siguiente y podía analizar la posición suspendida con una copia de Deep Fritz, que los organizadores le dieron dos semanas antes para que conociese a su rival. Es decir, podía saber las respuestas de Deep Fritz a sus jugadas casi con exactitud. Pero con un matiz: lo haría con su ordeandor portátil, en lugar de una máquina con ocho procesadores.

Las partidas aplazadas desaparecieron hace seis años para evitar que los jugadores fuesen ayudados por ordenadores. Su reaparición en Bahrein pretendía evitar el agotamiento de Krámnik tras más de seis horas de lucha. En los torneos modernos, cuando se llega a ese punto se dan 30 minutos más a cada contrincante para que se termine la partida. De ahí la conveniencia de los aplazamientos, que Krámnik matiza: 'Estoy dispuesto a firmar que no utilizaré ninguna ayuda electrónica durante un aplazamiento en los duelos contra máquinas'.

El proceder más justo quizá fuera encerrar al jugador humano en una habitación con cama, baño, comida y bebida, pero sin teléfonos ni ordenadores, hasta la reanudación del juego. Al escuchar esa sugerencia, Krámnik se limitó a sonreír.