'La esperanza es de las mujeres'
Luis Bonino (Buenos Aires, 1951) llegó a Madrid hace trece años. Desde entonces, este psiquiatra y psicoterapeuta trabaja en talleres sobre la igualdad entre las mujeres y los hombres. La semana pasada cerró en Vitoria un taller sobre la masculinidad con una charla sobre el papel del hombre en el mundo de hoy. Un hombre que parece que asume esta nueva situación en el espacio público, pero 'que todavía no se quiere enterar de que también ha llegado al ámbito privado', comenta.
Pregunta. ¿Cómo es la reacción del hombre ante la progresiva presencia e independencia de la mujer?
Respuesta. El hecho de que la mujer haya decidido que no le gusta el viejo contrato de 'protección por obediencia' ha llevado a reacciones dispares. Están los hombres que todavía no se han enterado y, por tanto, no tienen trato con la mujer. También hay que citar a los que se desconciertan, que son la mayoría. Sin olvidar a los indignados, que llegan a sentirse víctimas de las mujeres.
P. ¿Cuál es el porqué de esta última reacción tan frecuente?
R. Es cierto que hay hombres que se sienten inferiores, pero la realidad es que simplemente se les ha bajado del pedestal, han pasado de participar en una película como protagonista y asistenta a compartir primera línea del cartel.
P. Quizá esta nueva situación haya provocado el aumento de maltrato a las mujeres.
R. No. Ahora no hay más maltrato que hace un siglo, hay más deslegitimación social. Sí es cierto que está apareciendo una violencia especial en determinados hombres que se sienten inferiores ante una mujer, por ejemplo, con estudios universitarios. Pero también hay maltratadores que se consideran superiores. En el fondo, lo que ocurre es que la desigualdad enferma provoca sufrimiento.
P. Y al mismo tiempo, parece que el feminismo es cosa de progres trasnochados.
R. Si se considera que el feminismo es trabajar por la igualdad entre el hombre y la mujer, no entiendo que pueda haber alguien que lo rechace por motivos estéticos o políticos.
P. Lo que sí es cierto es la mayor presencia pública de la mujer, hasta llegar al caso de Noruega, donde el Gobierno cuenta una mayoría femenina.
R. Sí se ve a las mujeres con energía, con una mirada que transmite esperanza, frente a esos hombres con los ojos apagados. No sé si el futuro es de las mujeres, pero sí lo es la esperanza. El gran reto es que, ahora que las mujeres participan en la vida pública, llegue a los hombres la responsabilidad doméstica.
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