'La financiación de los sindicatos es una cuestión pendiente de debatir'
Los sindicatos han convertido el decretazo del Gobierno del PP en historia. Traspasado el ecuador de su mandato, Joan Sifre, secretario general de CC OO del País Valenciano, considera la marcha atrás del Gobierno un triunfo del movimiento sindical y de la solidaridad ciudadana.
Pregunta. Consiguieron una victoria. El Gobierno rectificará el decretazo.
Respuesta. La victoria es de la solidaridad de la gente que el 20-J se movilizó en contra del decretazo a pesar de las presiones que hubo. Fue un paso importante porque en la historia de este país ha habido pocas movilizaciones generales promovidas por los sindicatos que hayan tenido una respuesta tan inmediata.
Estamos satisfechos, pero debemos dejar claro que no ha habido negociación. El decretazo era negativo porque rompía una trayectoria de diálogo social y porque trastocaba tres pilares básicos como la flexibilización del mercado de trabajo, la protección social e inducía a una reelectura diferente de los derechos laborales.
'A partir del 'decretazo', los acuerdos valen mucho más; son más caros'
'Yo puedo decir que la formación no deja dinero a los sindicatos'
P. ¿Hasta qué punto las encuestas, que indican descensos en la popularidad del Gobierno del PP, han influido también en este rebobinado del Gobierno?
R. Está claro que el Gobierno tiene que atender a cómo evoluciona la opinión pública porque son muchos los frentes que tiene abiertos. Nosotros lanzamos una convocatoria laboral, demandando el respaldo ciudadano, porque lo que estaba en cuestión era la protección social y el concepto de diálogo. Viendo la firmeza de los sindicatos respecto de una reivindicación concreta, bien entendida por la gente y que ha tenido un seguimiento masivo, creo que el Gobierno también habrá pensado que en puertas de unas elecciones, el resultado es un descrédito y censura importantes de las políticas gubernamentales. Veo que es inteligente rebobinar. Lo otro hubiera sido un conflicto que íbamos a mantener con absoluta firmeza.
P. ¿Continuarán las protestas?
R. Vamos a seguir defendiendo aquello necesario en las relaciones laborales, entendiéndolo en un sentido muy amplio. A partir del decretazo, los acuerdos valen mucho más, son más caros.
P. ¿Este cambio de actitud, más receptiva, del Gobierno central se ha trasladado a la Generalitat?
R. La verdad es que han tenido una actuación no protagónica pero de acompañamiento del decretazo. Me parece una actuación bastante vergonzante que a sabiendas de que no habían sido consultados y siendo conscientes de que el decretazo tenía un impacto adicional en esta comunidad autónoma por la cantidad de sectores temporeros que tenemos, no mantuvieran un talante crítico. El Consell no ha estado a la altura de lo que tiene que ser un gobierno autónomo.
En cuanto a si hemos notado cambios, bueno, aquí han sucedido cosas que en otras comunidades autónomas no se han dado. Y es que el presidente de la Generalitat aceptase el cargo de ministro de Trabajo, encadenando toda una serie de cambios. Sí, hemos notado un cambio de talante, no en el conflicto del decretazo, sino en el proceso que se abre con la marcha de Eduardo Zaplana a Madrid. Este paso abrió un periodo que algunos llamaron de interinidad, un momento de inestabilidad política e institucional que aconsejó también al Consell el desbloqueo de una serie de cuestiones pendientes con los sindicatos. Determinados convenios pendientes de firmar en el mes de julio se desbloquearon en cuestión de 15 o 20 días.
P. ¿A qué lo atribuye?
R. A que el Consell era consciente de que debía bajar la presión de la caldera y hubiera sido un inconveniente tener que devolver dinero de la UE por no ejecutarse determinados convenios. Supongo que el nuevo presidente se dijo: no asumamos una nueva interlocución con un conflicto abierto.
P. ¿Cómo ve la economía valenciana?
R. Hay una ralentización evidente. Lo notamos en la inversión, en la evolución del PIB y otros indicadores. No podemos hablar de recesión propiamente dicha, pero los indicadores hablan de una desaceleración importante y difícil de reconducir. En el empleo, observamos que si bien no crece espectacularmente el paro, sí ha caído la creación de empleo y crecido la temporalidad, lo cual significa que gana el empleo menos comprometido, con fecha de caducidad.
P. Los sindicatos también están en elecciones. Hace unos días, CC OO rebasaba por poco a UGT. ¿Sobrepasarán a este sindicato?
R. La verdad es que esa competencia, por ser los primeros, la veo con relativo escepticismo. ¿Qué significa ser los primeros, sacando 50 o 200 por delante? Lo importante es que la representatividad de las dos principales fuerzas sindicales siga siendo fuerte porque para las relaciones laborales y la estabilidad institucional es muy importante. Quien no lo quiera ver y prefiera cultivar otras alternativas, pues que lo haga, pero los resultados no serán positivos. Alguno dirá que existe una especie de oligopolio de la representación sindical, bueno, pues yo creo que ese oligopolio es importante y a la práctica me remito: en aquellos sectores donde hay un gran abanico [de sindicatos] al final pierden las relaciones laborales. Revalidar esa mayoría es pues un objetivo esencial.
P. ¿Qué repercusiones ha tenido aquí la crisis de la dirección estatal de CC OO?
R. No ha habido repercusiones manifiestas, pero ese debate se volverá a manifestar cuando esta organización afronte los procesos congresuales en 2004. Ahora hemos sobrepasado la mitad del mandato y en los próximos dos años se irán manifestando esas legítimas posiciones que tratan de diferenciarse.
P. ¿Repetirá como secretario general de CC OO-PV?
R. Me he impuesto a mí mismo y los compañeros del equipo me lo han impuesto también, un silencio sobre eso. Ahora nuestro objetivo son las elecciones sindicales y del congreso no quiero hablar. Es de elemental prudencia.
P. El Tribunal de Cuentas ha destapado nuevas irregularidades en la gestión de la formación por parte de patronales y sindicatos.
R. La posición de CC OO es de prudencia. Si algo hemos hecho en el sindicato es ordenar estas cuestiones económicas, no porque hubiera irregularidades sino porque la gestión era mejorable y pensábamos que la Administración iba a ser cada vez más exigente con los sindicatos en la gestión de estos fondos. Los datos que se están aireando tienen matices y algunas cosas que explicar.
En el País Valenciano, CC OO introdujo en el anterior debate congresual una enmienda, donde insistíamos en una serie de cautelas para mantener la transparencia en la gestión de los fondos.
P. Estos escándalos colocan a todos los agentes sociales bajo sosprecha.
R. Perjudican a todo el mundo. Los problemas de financiación de los sindicatos es una cuestión a debatir y habría que pensar en algún apoyo público por el papel y la misión que tienen.
A medida que nos alejamos de la transición, esto nos suena suena cada vez más a música celestial, pero creo que los sindicatos tuvieron un gran papel en este periodo y en la configuración del Estado, que no se ha reconocido. Alguna vez hemos hablado de una ley de financiación de los sindicatos, más allá de las coyunturas políticas y de los gobiernos de turno. El tema de la formación nos está haciendo mucho daño porque supone un deterioro importantísimo de la imagen.
En segundo lugar da la impresión de que la formación es una fuente de financiación de los sindicatos. Yo puedo decir que la formación no deja dinero a los sindicatos. La formación como fondo finalista no deja margen, y los gastos financieros son muy importantes. Porque se han de dar una serie de garantías de que aquello que se convenia se ejecuta.
P. ¿Cómo sería una ley de financiación?
R. Nunca ha habido un borrador, sólo una demanda.
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