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Reportaje:

Unión Fenosa encuentra asidero

La eléctrica, castigada en Bolsa y acorralada por los rumores, capea el temporal gracias al apoyo del SCH

La eléctrica Unión Fenosa ha bordeado el colapso bursátil. Acosada por los rumores sobre su estabilidad accionarial, su elevada deuda (8.000 millones a fin de año) y un informe de analistas estadounidenses que ponía en duda sus cuentas, la tercera compañía del sector en España prepara un plan de venta de activos no estratégicos para apuntalar su balance y recuperar la confianza de los inversores.

El SCH y los accionistas 'gallegos' de la eléctrica, Caixa Galicia y el Banco Pastor han apuntalado con compras la acción de la compañía

En términos médicos, el diagnóstico de lo que ha padecido en los últimos meses la tercera eléctrica del país, Unión Fenosa, podría ser el de fallo multiorgánico. La pasada semana, la compañía bordeó el colapso y sólo la salvó la providencial receta de su primer accionista, el Santander Central Hispano (SCH), que elevó su participación del 17% al 20,3% con una inyección de unos 90 millones de euros. Caixa Galicia, Banco Pastor y otras cajas (a través de Ahorro Corporación) también pusieron sustanciosos dineros para apuntalar la acción.

La difícil situación por la que ha atravesado la compañía no se explica por un único factor. Primero fue la muerte en el mes de mayo, a los 53 años, de su recién estrenado presidente, Victoriano Reinoso, sucesor natural del ex banquero José María Amusátegui y artífice de todos los equilibrios internos de la compañía.

Vinieron luego los malos tiempos en la Bolsa, los rumores sobre las intenciones del primer accionista de la sociedad, un banco que no se caracteriza por su vocación industrial y el cambio de opinión de los influyentes analistas que, dada la coyuntura, no quieren ni oír hablar de términos como largo plazo, endeudamiento, diversificación o posicionamiento internacional.

Los malos tiempos sorprendieron a la empresa con grandes proyectos en marcha, pero con un endeudamiento elevado (en torno a 7.000 millones de euros y una estimación de 8.200 a fin de año); en plena negociación de un nuevo marco de tarifas con el Gobierno; con un presidente recién estrenado (Antonio Basagoiti, un hombre del SCH) y con los inversores haciendo caja a toda prisa.

Puntilla contable

Por si fuera poco, la coyuntura política determinó un anuncio de impacto en la opinión pública, el cierre de la central nuclear de Zorita, propiedad de la empresa, en el año 2008. Faltaba la puntilla. Y llegó de Estados Unidos. Una consultora, Center for Financial Research and Análisis (CFRA), con cierto prestigio por su papel de denuncia en el escándalo del grupo Enron, elaboró un informe en el que venía a decir que la contabilidad de Unión Fenosa era tan fiable como el plano de una casa dibujado por un niño de cuatro años. La existencia del informe, cuyo contenido fue tajantemente desmentido por el director financiero de Unión Fenosa, Juan Antonio Hernández Rubio, se conocía desde hacía días en todos los mentideros a uno y otro lado del Atlántico. El informe se manejaba hasta en la República Dominicana.

Publicado por una agencia de noticias, el informe desató el pánico. De nada había servido que el consejero delegado de la compañía, Honorato López-Isla, un hombre próximo al fallecido Reinoso, hubiera anunciado el lunes 7 de octubre que la compañía iba a reducir su deuda en 2.600 millones de euros vendiendo todo lo vendible. Las acciones de la empresa llegaron a caer en la jornada del día 9 de octubre hasta un 18% (cerró con una caída del 10,2%). La sangría sólo se taponó con el decidido gesto del SCH de hacer público el aumento de participación en la empresa.Con el agua al cuello, la eléctrica, que ha apostado por el negocio del gas natural, esgrime como una de sus grandes bazas los contratos firmados con Egipto y el Sultanato de Omán para obtener materia prima a buen precio. El gran contrato, firmado en 2000 con los buenos oficios de Victoriano Reinoso, prevé el suministro a Unión Fenosa, por parte de Egyptian General Petroleum Corporation, de 40.000 millones de termias de gas anuales, ampliables a 80.000 durante 25 años.

La letra pequeña del contrato no se conoce, pero en Unión Fenosa se afirma, desde que se cerró el trato, que es un buen negocio. El problema es que tan buen negocio excede las capacidades financieras de la compañía. Por ello, la eléctrica busca un socio grande, al que pueda colgar con razón el título de 'estratégico' para compartir el trato cerrado con los egipcios.

Candidatos a compartir inversiones presentes (al menos 1.000 millones de euros de inversión global) y beneficios futuros son todos los grandes del sector: Gaz de France, British Gas, Ital Gas o la alemana Ruhrgas. ¿Puede ser la venta del 50% del negocio del gas la puerta que abre la posibilidad de una operación de más calado? Unión Fenosa asegura rotundamente que no. Pero el futuro es cambiante y más después del chaparrón que ha caído sobre la eléctrica.

El recurso de las ventas

Mientras se resuelve la incógnita, los directivos de la eléctrica (al igual que los directivos de todas las compañías del sector) hacen inventario. Se trata de identificar activos no esenciales del negocio principal para 'reforzar balance' y sacar pecho ante unos inversores recelosos y huidizos.

Fenosa ya sabe qué vender. Además del gran negocio del gas ha anunciado que vende su recién construida sede social; una parte de la red de transporte de electricidad que ambiciona Red Eléctrica de España (REE); la gestión de aeropuertos en México y una compañía distribuidora de agua en Inglaterra (Cambridge Water).

Y para que además no queden dudas sobre la voluntad de apretar el cinturón hasta el último agujero, la compañía reducirá sus inversiones en el negocio de moda: la construcción de centrales eléctricas de ciclo combinado, que utilizan gas para producir electricidad. La eléctrica tenía previsto construir hasta 3.000 megawatios de potencia de este tipo de centrales en los próximos cinco años. Reducirá esa potencia en un tercio y las inversiones en 1.000 millones de euros.

Con las ventas de activos y la reducción de la inversión, la compañía espera presentar a los temidos analistas un plan creíble de reducción de deuda de 2.600 millones de euros, que dejaría el endeudamiento global por debajo de los 6.000 millones, que sigue siendo una carga pesada, pero no aterradora.

Unión Fenosa cuenta también con una disminución de la sangría que ha supuesto la inversión en telecomunicaciones (controla un 19% de Auna) gracias a la próxima entrada en beneficios de la empresa de móviles Amena (100% de Auna). Los números negros de Amena llegarán en el año 2003 y la puesta en equivalencia lustrará las cuentas.

Por el momento, el temporal sobre la empresa ha amainado. Pero los tiempos son difíciles. La liberalización total del mercado eléctrico, prevista a partir del 1 de enero de 2003, obligará a todas las compañías a ajustar mucho sus ofertas. Una muestra de los tiempos duros que se avecinan es la decisión adoptada esta misma semana por Fenosa de renunciar a competir por el jugoso contrato anual de suministro eléctrico a la compañía ferroviaria Renfe (108 millones de euros en 2002). La eléctrica ha renunciado porque Renfe exige ofertas de precios cerrados para el periodo contratado. Unión Fenosa exigía precios flexibles, adaptables a los costes. No están los tiempos para asumir riesgos.

Antonio Basagoiti, presidente de Unión Fenosa.
Antonio Basagoiti, presidente de Unión Fenosa.

La CNMV investiga las operaciones bursátiles que derrumbaron el valor

El día que se hundió el valor de la acción de Unión Fenosa, el equipo financiero de la compañía detectó un inusual volumen de compras a crédito sobre títulos de la compañía. Nada menos que 30 millones de acciones (casi un 10% del capital) se movieron en este tipo de operativa bursátil, que se parece mucho a un juego de azar (se compra a crédito apostando a que la acción sube o baja para obtener beneficio) pero que es terreno abonado para la especulación.La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) investiga también los movimientos en torno a Unión Fenosa, que en una semana logró recuperar la cotización en un 14% gracias, en buena parte, a la rápida reacción de los accionistas de la eléctrica y de la dirección. La eléctrica colgó en su página web un duro informe de la consultora CFRA que ponía en cuestión su balance y su rotundo desmentido para el público conocimiento de todos los interesados.La pregunta que tanto la eléctrica como la CNMV se hacen es si el informe de CFRA que cuestionaba las cuentas de la compañía fue 'de oficio' o 'por encargo'. O lo que es lo mismo, si alguien apostó a la baja con acciones de Unión Fenosa con un as en la manga: un informe que, bien publicitado, aseguraba el desplome del valor en un momento concreto.Según fuentes cercanas a la investigación, la sospecha está abonada porque se han detectado operaciones de grandes brokers internacionales en torno a títulos de Fenosa, con vencimiento en el mes de diciembre y a un precio de 8 euros. (Unión Fenosa cotizaba a media semana por encima de los 11 euros).El miércoles 9 de octubre, el día del gran desplome de sus títulos, la eléctrica afirmó que se reserva emprender acciones contra la consultora CFRA, que 'raramente elabora informes de oficio'.

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