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El PP encarga a Piqué igualar en las municipales y autonómicas el resultado de las generales en Cataluña

El nuevo presidente de los populares catalanes confía en avanzar ante el 'fin de ciclo' de Pujol

El Partido Popular encargó ayer a su nuevo presidente en Cataluña, el ministro Josep Piqué, que iguale en las próximas elecciones municipales del 25 de mayo y en las autonómicas, cuando las convoque Jordi Pujol, el resultado logrado en las últimas elecciones generales. Piqué, que resultó elegido presidente del PP catalán por práctica unanimidad, afronta una difícil tarea. En las últimas generales de 2000, el PP obtuvo un 22,8% de los votos. Un año antes, cosechó un 11% de los sufragios catalanes en las municipales de mayo y bajó al 9,5% en la elecciones a la Generalitat de octubre.

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'Nuestro objetivo es que la confianza que obtuvo el Partido Popular en las últimas elecciones generales sea también la confianza que logre en las municipales y en las elecciones a la Generalitat', exhortó ayer por la mañana Javier Arenas a los compromisarios del PP catalán congregados en un hotel barcelonés.

Por la tarde, Piqué leyó su primer discurso como nuevo líder del PP catalán. 'Es posible plantearnos ser un partido de gobierno en Cataluña, ser el vertebrador del proyecto político que Cataluña necesita'. Es posible, subrayó, porque 'asistimos al final de un ciclo político', el de 'un proyecto que ha gobernado Cataluña durante 22 años', con Jordi Pujol como presidente. La clave del éxito, según Piqué, es 'estar en el momento adecuado en el lugar adecuado' y él confía en acertar ahora pues, a su juicio, 'tanto Jordi Pujol como Pasqual Maragall representan el pasado; y personas como Carod Rovira [líder de Esquerra Republicana de Catalunya] y Joan Saura [de Iniciativa per Catalunya] representan directamente la prehistoria'.

Este mensaje ya había sido esbozado por la mañana por el ya ex presidente del PP catalán, Alberto Fernández Díaz, en su discurso de despedida: 'El PP está hoy en una posición privilegiada. Es la tercera fuerza política'.

Fue la tercera fuerza política, con un 22,8% de los votos, después del PSC (34%) y de CiU (28,8%) en las elecciones generales de 2000, pero disputa el tercer puesto a ERC y a mucha distancia de las dos primeras, en las municipales y autonómicas. Además, este dispar modelo de votación se repite desde siempre en Cataluña. La diferencia, que todos ayer se encargaron de subrayar, es que en 2000 'el PP obtuvo el mejor resultado de su historia' y que Pujol deja la primera línea política.

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El objetivo ahora 'es ser un partido de Gobierno en Cataluña'. En la práctica, según la definición de Alberto Fernández, esto significa que el PP quiere evitar que en Cataluña gobierne el 'cóctel de la izquierda' capitaneado por el PSC de Maragall. Aún más crudo, se trata de 'evitar que el PSC sea el caballo de Troya del independentismo catalán', que los populares encarnan en Esquerra. Y evitar también 'un pacto entre CiU y ERC, porque eso sería un retroceso para Cataluña'. La alternativa que busca, sin declararlo explícitamente, el PP es coligarse con CiU en un futuro gobierno de la Generalitat, y conjurar así el peligro de Maragall y su potencial efecto multiplicador del voto socialista para 2004.

Piqué, como presidente del PP catalán y probable candidato a la Generalitat, será la nueva cara del 'catalanismo reformador e integrador' que propugna su partido. 'Reformador' significa que defenderá la 'segunda descentralización' siempre desde la actual redacción de la Constitución y el Estatuto, y que buscará capitalizar 'que la colaboración con CiU ha sido positiva en términos políticos'. E 'integrador' implica estar 'al servicio de la pluralidad' de quienes son 'catalanes de origen y quienes han venido a Cataluña'; supone, sobre todo, no olvidar que 'Cataluña es España', y estar 'orgulloso' de ello.

José María Aznar y Ana Botella con el arquitecto Óscar Tusquets en el Palau de la Música de Barcelona.
José María Aznar y Ana Botella con el arquitecto Óscar Tusquets en el Palau de la Música de Barcelona.MARCEL.LÍ SÁENZ

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