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Crítica:ROCK - BRUCE SPRINGSTEEN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sorprendiendo con certezas

Dicen que las certezas son armas de doble filo, pues deparan al mismo tiempo seguridad y ausencia de emoción. Dicen también que las reiteraciones restan magia a los acontecimientos, haciéndolos previsibles y frustrando el vértigo ante un descubrimiento inopinado. También se dice que cuando alguien explica maravillas sobre un espectáculo las expectativas suelen acabar frustradas por la realidad. Todo esto es cierto, siempre que no se hable de Bruce Springsteen.

De él se sabe todo. Su personaje, nítido y sin doblez, su música, directa e inapelable y su manera de encarar un concierto, sin montajes desproporcionados, forman ya parte de la memoria colectiva. Son cosas que todo el mundo sabe. También todo el mundo sabía que Bruce tocaría casi todo The rising y que el repertorio se completaría con clásicos mil veces oídos. Se sabía que el concierto sería físico, que duraría casi tres horas y que en él se vaciaría su protagonista sin escatimar un ápice de su energía. Eran certezas, las certezas con las que el público acudió al Sant Jordi, y sin embargo Springsteen volvió a sorprender, a emocionar y a dictar una lección magistral de cómo puede ser un espectáculo de rock and roll.

Bruce Springsteen/ E Street

Band Palau Sant Jordi. Barcelona, 16 de octubre.

El empuje, fuerza, solvencia, seriedad y seguridad con la que El Boss y su banda impusieron su aplastante estética son capaces de desarmar a cualquiera. Al público, lógicamente entregado, lo dejaron envuelto en baba, atónito y feliz ante la sucesión de unas canciones que son himnos, memoria viva, pegamento generacional capaz de unir a veinteañeros y cuarentones, a rockeros y a poperos, a cínicos y a ingenuos. Eso, hoy, sólo está al alcance de un artista como Springsteen y de temas como Promise land, Badlands, Born in the USA, Dancin' in the dark, Born to run o Darkness in the edge of town.

Y sólo él, con una insultante seguridad en sí mismo, es capaz de incluir en su repertorio tras 30 años de carrera 10 canciones que apenas tienen un año de edad. Situándolas en puntos claves del concierto, los temas de The rising no desentonaron por lo general con los clásicos, de manera que ya se pudo comprobar que el mismo The rising, Lonesome day, Mary's place o Waitin' on a sunny day ya son clásicas.

Springsteen hizo más: habló en catalán desmintiendo que todos los norteamericanos son geográficamente lerdos, lloró sus heridas pero sin lágrima patriotera, lamentó la guerra pero sin asomos demagógicos, cantó como si cada tema fuese el último que cantaba en su vida, pero no sobreactuó, se movió en escena como un chaval sin por ello parecer un viejo que se resiste a aceptar su edad y reivindicó la música negra. Hizo lo que se sabía que haría, pero sorprendió.

Bruce Springsteen, durante su actuación en Barcelona.
Bruce Springsteen, durante su actuación en Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

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