_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pechos

Rosa Montero

Lo he visto este domingo en EL PAÍS. Era una publicidad a toda página de la revista Interviú. 'El top less más esperado. Fotos exclusivas', decía la cosa. Atiza: ¿pero de verdad hay alguien en su sano juicio en este país que esté esperando ansiosamente la publicación en una revista de otra foto más de una teta, por más apellidos que posea ese pedazo de carne? En el anuncio, en efecto, se veía una instantánea en sombra y en escorzo de lo que debía de ser una mujer, porque sobre el fondo blanco quedaba claramente recortado el perfil de un pecho. No se decía la identidad de la propietaria de ese fragmento corporal, y desde luego resultaba imposible reconocerla a través de la foto. Más abajo, unas gruesas letras proclamaban: 'No se hablará de otra cosa'. Y lo más triste y lo más espeluznante es que es muy posible que tengan razón; porque, aunque en realidad nadie esté esperando esa supuesta exclusiva, luego la tontería general en la que vivimos nos hará darle vueltas en la boca al cotilleo como quien chupa una pastilla aturdidora.

Que retratar el seno de una mujer, un accidente físico de lo más común y visto hasta la saciedad por todas partes, en las películas, en las playas o en la tele, pueda convertirse en un acontecimiento informativo de primer orden, es una muestra esplendorosa de lo tarados que estamos. Verán, hay tantísimas otras cosas de las que hablar... Desde el cruel goteo de muertes de inmigrantes, ahogados en mares enemigos o engarabitados en la trampa asfixiante de algún camión pirata, a los ensordecedores tambores de guerra del frenético Bush o a las declaraciones de los curas vascos, que tienen sus bemoles.

Todo esto puede resultar un poco obvio, pero conviene repetir la verdad aunque sea evidente, porque es cierto que corremos el riesgo de pasarnos unos días hablando solamente de ese maldito pecho. No sé cuándo sale Interviú y todavía no me he enterado de la identidad de la mujer pechuda, una información que, a decir verdad, me la refanfinfla. Es más, voy a ver si consigo la fenomenal proeza de no enterarme nunca. Frente a la necedad que nos seca el corazón y nos aturulla la cabeza, resistencia pasiva y sabotaje.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_