Un palmarés exótico
Una fantasía que alterna las técnicas y la estética del cine mudo con un estilizado ballet, Drácula: Pages from a Virgin's Diary, del canadiense Guy Maddin, se alzó ayer con el premio a la mejor película de esta 35ª edición del Festival de Cine de Sitges. El premio al mejor director fue a parar, con toda justicia, a David Cronenberg, autor de la magnética Spider, mientras que la abundante pedrea se repartió según un criterio de compensación que, no obstante, dejó fuera muy valiosas aportaciones.
El jurado, compuesto por la actriz Goya Toledo, la escritora Mercedes Abad, el cineasta Carlos Molinero, todos españoles; el crítico estadounidense Harry Knowles y el escritor británico Pete Tombs, otorgó el premio al mejor actor a Jeremy Northam, protagonista de Cypher, en una decisión impecable, mientras que mejor actriz fue Angela Bettis, omnipresente en May, cuyo guión también se premió.
El único premio cosechado por una de las mejores películas vistas aquí, El viaje de Chihiro, de Hayao Mizayaki, consistió en una mísera mención especial, con la que también se premió a Dark Water, de Hideo Nakata, una pequeñísima peripecia de fantasmas inferior a la anterior película del director, Ringu. De la abundante cantidad de galardones del resto de las secciones, inabarcables por coincidir con la competición y con Gran Angular, destacan el premio de la crítica, para Demonlover, de Olivier Assayas, y el de mejor director revelación, que fue a parar a manos de Isaki Lacuesta por su impresionante trabajo en Cravan vs. Cravan, película que también obtuvo, contra todo pronóstico, dadas las peculiaridades del público que concurre al festival, el máximo galardón de los espectadores.
Babelia
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