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Columna
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En construcción

El Tau, actual campeón de Liga, encadena dos claras derrotas sin hacer distinciones. En casa o fuera, ante un rival de postín u otro de media tabla. El Barcelona de rimbombantes fichajes pierde la Liga Catalana ante el Lleida y ve como un jugador desconocido le hace un roto descomunal la semana pasada en Manresa. El Unicaja se hace socio de honor de la asociación de cardiólogos malagueños y se juega a la ruleta rusa sus tres primeros encuentros, decididos por un solo punto y (pese a ganar en dos de ellos) jugados regular tirando a mal. El Madrid gana en Belgrado y tres días despues pierde en casa contra el Caja San Fernando, logrando 21 puntos en los primeros veinte minutos, como en balonmano. El Pamesa asusta en Vitoria y se desdice la semana siguiente ante su afición, en un encuentro, el del sábado, en el que los dos equipos suspendieron sin paliativos la asignatura de 'cómo jugar los dos últimos minutos de un partido igualado', especialidad clave para poder aspirar a algo sonado. ¿Qué está ocurriendo en el primer pelotón de la Liga?

Stanislav Pesic, entrenador del Barça, ha repetido varias veces desde que llegó a España que todavía su equipo no es un equipo. Cierto. Como tampoco a día de hoy lo son sus máximos adversarios. La disputa del Mundial, que provocó que los mejores jugadores de la Liga llegasen casi con el tiempo justo para empezar la Liga y los muchos fichajes y cambios de equipo que se produjeron durante el verano han agudizado las habituales dudas iniciales y han convertido a los mejores equipos en piezas asequibles. No es de extrañar que el que peor lo lleve es el Tau, que está pagando con derrotas su tardanza en completar el equipo. Estos extraños comportamientos, fuera de toda regularidad son los clásicos de equipos en construcción. Equipos que no han contado con el tiempo necesario para conocerse, capaces de jugar quince minutos excelsos y luego otros quince de hacer llorar y viceversa. Equipos que no han establecido con rotundidad las jerarquías dentro del colectivo, que no tienen muy claro todavía qué hacer y qué evitar en los finales de partido. Todas estas circunstancias han conformado un panorama ciertamente sorprendente. Una semana después de proclamar a los cuatro vientos que la Liga ACB contaba con cinco aspirantes cualificados, resulta que entre los cinco suman ya 6 derrotas en tres jornadas. Vamos, que cada noche de competición tumban a dos de ellos. A nuestros ilustres les falta un hervor, y mientras sus cocineros no se los den, no sería de extrañar que continuase este inusual ritmo de derrotas.

Por lo visto hasta ahora a Pesis no le falta razón cuando reconoce que aún no tiene un bloque, y lo mismo se puede decir de los otros ilustres como el Tau, Unicaja, Real Madrid o Pamesa. Todos, salvo los malagueños, han cambiado sustancialmente su fisonomía con importantes fichajes, sus jugadores más emblemáticos estuvieron hasta el mes de septiembre disputando el Mundial de Indianápolis y alguno como el Tau, cerró su plantilla en el último instante después de un verano con historias, fugas y misterios que nunca llegarán a esclarecerse. Estas circunstancias han provocado que estos equipos se encuentren en pleno proceso de aprendizaje sean más accesibles de lo que deberían, y los peces pequeños se han echado a su yugular. Al Barça le metieron los dedos en la final de la Copa Catalana y luego en Manresa. El Tau vive un sinvivir y no hace distinciones. Pierde en casa con el Pamesa y fuera con el Fórum. El Pamesa es capaz de arrasar en Vitoria y luego perder en casa frente a un Unicaja bastante alejado por el momento de lo que fue, en un partido cuyo final fue un puro despropósito con constantes errores por parte de uno y otro, impropio de aspirantes cualificados. Si estos dos equipos quieren soñar con lograr algo sonado, deben aprender cuanto antes a jugar al filo de la navaja, donde se hacen grandes los equipos. Los malagueños naufragaron el año pasado en esta asignatura, y si analizamos lo ocurrido en las tres primeras jornadas y por mucho que al final dos victorias cayeran de su lado, no han mejorado sustancialmente. El Madrid por ahora gana y apunta, pero de ahí a pensar que es un equipo hecho va un trecho. Hay que esperar a compromisos más exigentes, como el del próximo sábado en Vitoria.

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