Auscultando el futuro

Andan estos días las aguas revueltas a propósito de las previsiones macroeconómicas para la segunda mitad de este año y el próximo. Por un lado, la decepción y el pesimismo se han adueñado de los expertos y de los profanos, al constatar unos y otros que las perspectivas de recuperación que dejaban entrever los datos de los primeros meses del año se han truncado y que gran parte de la riqueza financiera amasada en los últimos años se ha esfumado. Por otro lado, el Gobierno insiste en que el diagnóstico y las previsiones que hizo a comienzos del verano siguen siendo válidos y que no hay que cambiar ni una coma de lo presentado en los PGE-2003, posición que irrita a muchos y que aprovechan otros para desgastar su credibilidad.

La previsión de crecimiento del PIB se ha reducido al 1,9% para 2002 y al 2,5% para 2003

El debate y las discrepancias están siendo esta vez alimentadas no sólo por los protestones de siempre, sino que se ha iniciado en el ámbito mismo de los organismos oficiales. Frente a una previsión de crecimiento del PIB para 2003 del 3% por parte del Gobierno, el FMI estima un 2,7% y el Banco de España lo reduce al 2,5%. Puede parecer poca cosa eso de medio punto porcentual del PIB, pero son muchos millones de euros de más o de menos rentas y decenas de miles de empleos.

Las tres previsiones tienen mucho en común. Las tres coinciden en lo fundamental, es decir, en que en algún momento de los próximos trimestres la tendencia a la baja del ritmo de crecimiento va a frenarse iniciándose la recuperación. Las tres nos dicen también que el próximo año será mejor que éste. La diferencia está en cuándo se va a iniciar la recuperación. El Gobierno sostiene que el crecimiento del tercer trimestre de este año ha sido igual al del segundo y que el cuarto será ya mejor, mientras que los otros dos organismos piensan probablemente que la desaceleración ha continuado durante toda la segunda mitad de este año y que la recuperación se iniciará a comienzos del próximo.

Pero, además de gobiernos y organismos oficiales, en la sociedad civil también existen organismos y especialistas en estos temas que hacen sus diagnósticos y previsiones. En FUNCAS venimos realizando desde hace unos años una encuesta bimestral entre catorce entidades y expertos, y con la media de las previsiones de todos ellos confeccionamos lo que se denomina el Consenso. Acabamos de tener los resultados de la encuesta realizada entre finales de septiembre y comienzos de octubre, cuyas cifras más significativas se presentan en los gráficos adjuntos.

Puede verse cómo las perspectivas se han deteriorado notablemente en la última encuesta, habiéndose reducido la previsión de crecimiento del PIB al 1,9% para 2002 y al 2,5% para 2003, dos y cuatro décimas porcentuales menos, respectivamente, que en la encuesta anterior. El mismo recorte se lleva a cabo para la demanda interna. Los expertos parecen alinearse, pues, con el Banco de España.

Lo que sí va para arriba son las expectativas inflacionistas, aunque muy probablemente éstas se moderen tras conocer el IPC último de septiembre. Ello plantea una situación difícil para los responsables de la política económica. Si toman medidas para estimular el crecimiento pueden avivar la inflación, y si es ésta la que intentan atajar, pueden perjudicar el ya débil crecimiento. Puede que por eso hayan elegido la opción más sabia: negar que el crecimiento sea débil o que la inflación nos cause algún problema.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).