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Los sindicatos de la policía critican el mal estado de los calabozos

Las centrales reclaman mayor atención médica a los detenidos

Los principales sindicatos del Cuerpo Nacional de Policía salieron ayer en defensa de sus compañeros de la comisaría de Centro, donde murió el 20 de septiembre el colombiano Iván Darío Marín, de 39 años, enfermo de diabetes,después de que, supuestamente, pidiera auxilio durante horas y nadie le atendiera. Los sindicatos consideran que los actuales calabozos son 'mazmorras' y exigen que sean mejorados.

Marín ingresó en los calabozos de Centro a las 4.05, tras ser detenido por un supuesto delito de tráfico de drogas en la confluencia de la calle de la Luna con la plaza de Santa María Soledad Torres Acosta. Junto a él fue arrestado su compatriota Sigifredo Estrada, que relató que, nada más entrar en las celdas, Marín empezó a sentirse mal, por lo que pidió auxilio. A pesar de las reiteradas llamadas de ayuda, ningún policía le atendió, y murió seis horas después de ingresar en los calabozos, según Estrada. La Jefatura Superior de Policía afirma que Marín no pidió ayuda en ningún momento y niega que fuera desatendido.

Según José Ignacio Cervigón, del Sindicato Unificado de Policía (SUP), las celdas de las comisarías de Madrid están 'en un estado deplorable', ya que carecen de ventilación adecuada y de las condiciones mínimas para acoger a muchos detenidos, como ocurre en el caso de Centro. 'Las deficiencias de los calabozos, desde luego, no son la causa de que muera una persona. Resulta difícil creer que un policía le denegara la ayuda que pedía, pero no estábamos allí para comprobarlo', comentó Cervigón.

'Condiciones inmundas'

Los sindicatos llegaron a calificar de 'auténticas mazmorras' celdas de las comisarías. 'Las comisarías, en general, están en unas condiciones inmundas. El estado de deterioro afecta a todas las dependencias y, desde luego, los calabozos no se libran. Los presupuestos no son suficientes para pagar el mantenimiento de los centros. Además, los detenidos se dedican a destrozarlas, pintarlas u orinarse en ellos', explicó Antonio García Peragón, de la Asociación Nacional de Policía (ANP).

Algunos sindicatos pidieron que se dedique a agentes más preparados a la vigilancia de los calabozos, ya que dentro del Cuerpo Nacional de Policía se considera la seguridad como 'un puesto de castigo'. También apostaron por que se aumente el número de agentes destinados a estas labores, sobre todo en comisarías como las de Centro, que es la que tiene mayor número de detenidos de toda la región.

Los representantes de los policías también defendieron la mejora de la atención médica de los detenidos. A éstos se les ofrece, durante la lectura de sus derechos, la posibilidad de ser reconocidos por un médico. Además, si durante la detención se encuentran indispuestos o se ponen enfermos, tienen derecho a ser asistidos por un facultativo. 'Reconocemos que poner un servicio médico en todas las comisarías resultaría muy caro. Además, en algunas de ellas hay sólo uno o dos detenidos al día, y no merecería la pena, pero un servicio médico propio del cuerpo para atender a los detenidos sería lo más adecuado', señaló José Luis Morán, de la Unión Federal de Policía (UFP).

La juez de instrucción número 3 de la capital tiene previsto llamar a declarar a los policías que vigilaban las celdas de Centro el día en que murió Marín.

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