¿Hacia dónde va Seat?
Con la entrada de Volkswagen en el capital de Seat, esta compañía se debate entre ser una marca más del grupo, desapareciendo como empresa hasta convertirse exclusivamente una factoría de ensamblaje, o bien mantener la unidad de empresa con autonomía de decisión. La integración en una multinacional europea fue una necesidad que permitió asegurar la continuidad de la compañía, porque en la actual coyuntura no es posible mantener una Seat al margen de una multinacional del sector por recursos financieros, tecnología, cuota de mercado y red comercial.
Pero la actual Seat tiene poco que ver con la del año 1986, cuando la compró Volkswagen. Ha perdido una de las fábricas que pasaron a integrase en Volkswagen -la de Pamplona- y los procesos de integración en el consorcio han sido cada vez más intensos. Y la centralización de las decisiones dentro del consorcio Volkswagen se ha acelerado con la entrada del nuevo presidente, Bernd Pischetsrieder.
En consecuencia, el grado de autonomía en la toma de decisiones estratégicas por parte de la dirección de Seat es hoy limitado y se centra en la gestión, después de la estructuración de Volkswagen en dos líneas: la del coche clásico y la del deportivo, que en este último caso pivota sobre Audi. Por ello, una parte de las decisiones industriales serán adoptadas por Audi. La segregación del centro técnico de Seat no es una casualidad en el nuevo estado de cosas.
Es evidente que la integración en Volkswagen es una cuestión necesaria, pero cabe aún un espacio para mantener una unidad de empresa y sería deseable que los responsables de Seat no fueran meros ejecutores de decisiones tomadas en otros ámbitos. Seat tiene una cuota de mercado en Europa del 2,6% y una capacidad de producción, con la actual plantilla y flexibilidad pactada en convenio colectivo, de 520.000 vehículos al año. En cambio, tiene una evolución por debajo de esta cifra. Tenemos el convencimiento que Seat está desarrollando una gama de vehículos con un potencial considerable en el mercado, pero en cambio cuando sus modelos compiten con los del consorcio tiende a autolimitarse.
Volkswagen es de matriz alemana y su configuración accionarial marca de forma determinante la asignación de producciones. En primer lugar, dar capacidad a las plantas en Alemania y, en caso de caída de ventas, recuperar producciones del exterior para llenar la capacidad de sus instalaciones. El peso en las decisiones corporativas de estas cuestiones y el pacto social existente configuran un estado de cosas que, en ocasiones, da como resultado el sacrificio de alguna de las marcas satélites.
La decisión de fabricar el 10% del modelo Ibiza en Bratislava se inscribe en la actual coyuntura de reducción de ventas y en consecuencia es una respuesta a la sobrecapacidad existente en diferentes plantas del consorcio. Esta decisión ha venido a justificarse con el pretexto de la falta de colaboración de la plantilla y de algunos sindicatos en los compromisos para poder fabricar los coches que el mercado demanda. Este argumento no se sostiene, ya que los hechos demuestran que la flexibilidad pactada en el convenio colectivo permite una producción mayor, y si no se ha realizado, es por la injustificable falta de organización en la fábrica de Martorell, ineptitud que tiene responsables, y esperamos que los cambios introducidos den el resultado esperado en el tiempo más breve.
CC OO comunicó al presidente de Seat el 30 de septiembre las alternativas para aumentar la producción, que consistían en trabajar los cinco días de octubre con personal voluntario con compensaciones económicas similares a las de otras ocasiones y activar el turno de noche de la línea 3 taller 9, lo que suponía incrementar la fabricación del Ibiza en 180 coches por día y podía permitir en lo que queda de año una fabricación adicional de 12.600 coches.
El diálogo social y la negociación con la representación sindical de los trabajadores ha sido una tradición en Seat. La madurez en las relaciones laborales entre las partes ha sido positiva, y la corresponsabilidad sindical para sacar adelante acuerdos que han innovado -fue la primera empresa del sector en introducir la flexibilidad laboral y el pacto para rejuvener las plantillas- demuestra este grado de madurez y el conocimiento que tenemos todos de las consecuencias que se derivan de adoptar unas o otras decisiones.
Pero, de la noche a la mañana, este marco de negociación no vale y se ha desencadenado una ofensiva empresarial que pone en entredicho las relaciones laborales y el futuro industrial. Estamos ante una pérdida de confianza en las posibilidades de la empresa, de su plantilla, de sus sindicatos y, por qué no decirlo, del país. En pocos días se retrocede de forma acelerada y se descubre una realidad insana.
Para CC OO, esto genera un proceso que, si no se detiene, hace perder la confianza que se genera entre las partes y puede llevar a la destrucción de una de las bases más sólidas que han permitido levantar una empresa que hoy tiene capacidad para continuar aportando a Cataluña un crecimiento económico. Porque Seat es la primera empresa industrial de Cataluña, con una plantilla de 15.000 personas y unos 45.000 empleos indirectos en el sector de componentes.
Por eso, debe recuperarse el clima de diálogo. No es posible dirigir una empresa sobre la base de decisiones irrevocables. Deben adoptarse las decisiones empresariales que permitan organizar los procesos productivos de forma eficiente y que motiven a la plantilla porque el esfuerzo laboral que se aporta no se desperdicia. Hay que definir el futuro de producciones que permitan asegurar los actuales niveles de empleo y seguir apostando por una empresa y unas fábricas con unas instalaciones modernas que permiten un grado de productividad alta. Hay que seguir invirtiendo en modelos que den continuidad a los éxitos obtenidos con la línea del modelo Ibiza. Sobre la base de estos compromisos tendremos una empresa perteneciente a una multinacional, pero que debe mantenerse y comprometerse en una sociedad que la vio nacer hace más de 50 años, y que no debe perder su personalidad mediterránea, su dinamismo y sus potencialidades para seguir aportando crecimiento económico con empleo y derechos laborales.
Vicenç Rocosa es secretario general de la Federación Minerometalúrgica de Cataluña de CC OO.
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