El Ayuntamiento sevillano ajusta al IPC la subida de impuestos para 2002

Las líneas maestras de la política fiscal del Ayuntamiento de Sevilla para 2003 son la lucha contra el fraude, de la que se ocupa la agencia de recaudación municipal, puesta en marcha el año pasado, y la contención de la presión fiscal. Ese segundo objetivo lo pretende lograr el Gobierno municipal con la congelación del IBI, el IAE y la tasa de basuras, y con un moderado crecimiento del 3,2%, ajustado al IPC, del resto de tributos.

Emilio Carrillo, nuevo delegado de Hacienda del Ayuntamiento de Sevilla, explicó ayer que la contención de la presión fiscal se conseguirá con la congelación de los tributos con mayor capacidad recaudatoria -la tasa de recogida de basuras, el IBI y el IAE (la gestión de los dos últimos está a la espera de la reforma de la hacienda local que el Gobierno central piensa aprobar en el Consejo de Ministros de hoy mismo)-. El impuesto sobre vehículos de tracción mecánica subirá un 3,13%, inferior a la tasa interanual del Indice de Precios al Consumo (IPC) de junio, un 3,2%, mientras que el resto de tributos y tasas municipales subirá conforme a ese IPC interanual.

Carrillo negó que esa congelación de la presión fiscal obedeciera a intereses electorales, en el año previo a las municipales cuando en los dos ejercicios anteriores se han registrado fuertes subidas fiscales, aunque reconoció que alguna de las medidas adoptadas sí pretenden compensar al sector del comercio sevillano, muy perjudicado en estos meses por las obras municipales en zonas comerciales.

El delegado de Economía y Hacienda explicó, en lo referente al presupuesto que desde esta semana negocia con el PA, que la cifra final del mismo rondará los 700 millones de euros, incluyendo las cuentas de las empresas municipales, y que se está elaborando con una previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto de la ciudad en 2003 ligeramente superior al nacional. El Ayuntamiento confía en que dicha cifra supere por primera vez los 12.000 millones de euros. Las prioridades del presupuesto para el próximo año son la inversión en barrios, la austeridad a través de la reducción del gasto burocrático y la mejora de la eficacia en la gestión interna.