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Tribuna:LA REPROBACIÓN DEL CONSEJERO ANTONIO ORTEGA
Tribuna
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Hagas lo que hagas, te equivocarás

El consejero de Turismo de la Junta de Andalucía declaró a un medio informativo que prefiere una administración eficaz y corrupta a una administración lenta y muerta. El grupo parlamentario de IU interpuso una moción de reprobación ante el Parlamento y yo -sin poder imaginar la repercusión política del caso- anuncié mi voto favorable a la reprobación.

Soy representante del pueblo andaluz -esto no es para mí un eslogan ni una tarjeta de visita. Soy miembro de un órgano legislativo -no de una simple corporación- que nombra y controla a un gobierno -no a un simple equipo de gestión- que, a su vez, ordena un importante porcentaje del dinero público. Desde esta óptica la reprobación de Ortega me parece de todo punto correcta. No sólo por sus corruptas declaraciones sino también porque en esta legislatura hemos asistido a varios espectáculos lamentables protagonizados por el señor Ortega: primero 'nombró' a los dos consejeros del PA, siendo el Presidente de la Junta quien tiene la competencia para nombrar consejeros de acuerdo con el Estatuto (véase el artículo que al respecto publicó en estas páginas Pérez Royo). Después 'destituyó' a Hurtado como Consejero de Turismo, usurpando de nuevo funciones y, lo que es peor, se puso él mismo al frente de esa Consejería y lo justificó diciendo que era un puesto más rentable electoralmente para sus aspiraciones como candidato del PA a la presidencia de la Junta. En definitiva, Ortega es un político que carece de la compostura mínima exigible a un miembro del gobierno andaluz y que merece, sin duda, la reprobación y la destitución. Cuando como diputada miró a mi electorado estoy segura de que me pide que lo repruebe. Si además miramos su gestión de las políticas turísticas, su actitud ante la fiscalidad ecológica y ante los fenómenos de corrupción y especulación, el retrato de este señor se afea todavía más. Ni el gobierno, ni el turismo, ni los andaluces, ni siquiera los andalucistas se merecen un gestor así.

En segundo lugar, además de representante del pueblo andaluz, soy la única diputada de Los Verdes de Andalucía. Esto parece adjetivo con relación a lo anterior. Pero no lo es tanto, si se tiene en cuenta que el acuerdo de gobierno entre Los Verdes y el PSOE ha permitido una serie de compromisos normativos y de acciones de gobierno que hubieran resultado imposibles en cualquier otro marco. Estamos colocando Andalucía en la vanguardia de la sostenibilidad y aún tenemos oportunidades impresionantes en los ámbitos de la agricultura ecológica, de las energías renovables y de la fiscalidad ecológica. Como diputada verde, en definitiva, no debería poner en apuros políticos a un gobierno que con sus más y sus menos es hoy por hoy la única puerta seria y viable que conduce a Andalucía hacia un futuro europeo, igualitario y sostenible, rojo, verde y verdiblanco.

'Hagas lo que hagas te equivocarás -me decían unos amigos- y, en todo caso, nosotros te apoyaremos en tu error'. Agradezco estos apoyos y puestos a equivocarme, he decidido votar en contra de la reprobación de Ortega.

Sólo me queda pedir que este voto no sea leído ni como una aceptación de las disculpas que Ortega tuvo a bien darme por teléfono (por cierto, espero que las repita ante el pleno del Parlamento, que es como repetirlas ante todos los andaluces) ni como un cambio del juicio político que él y su gestión me merecen. Desearía que este voto sea leído sobre todo por mis compañeros del grupo parlamentario socialista como un voto de confianza al presidente y como una apuesta por la continuidad del compromiso con una Andalucía integrada en Europa, y con un gobierno capaz de articular políticas que frenen no sólo el ecocidio, sino también la corrupción y la especulación, que son a los sistemas sociales lo que la degradación y la contaminación a los ecosistemas.

Inmaculada Gálvez Torres es diputada por Los Verdes en el Parlamento de Andalucía.

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