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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La canonización

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Cuando se trabaja en una Facultad de Teología y se tienen algunas responsabilidades en ella, lo más fácil y práctico, ante la canonización del beato Escrivá de Balaguer, es el silencio. Esta actitud de prudencia y cautela es muy rentable para la buena marcha de las instituciones. Pero la Iglesia debe saber que no puede pedirnos cualquier cosa a su conveniencia. Por el contrario, hay momentos para callar y otros para hablar. Y, a mi juicio, ésta es una ocasión para hacerse oír. Quisiera decir, con respeto pero con firmeza, que nosotros, gentes de la Iglesia, sólo queremos que Dios sea conocido como bondad a todos ofrecida, pues no es de nuestra propiedad, y que los pobres sepan que ese Dios se desvive por ellos y su causa; y no porque sean buenos o mejores, sino por su propia debilidad. Y que el amor a Dios en los pobres libera y salva. Suena algo escandaloso, pero así se revela en la vida de Jesús.

Ni Escrivá, ni el Opus, ni sus realizaciones, pastorales y sociales, son, hasta donde alcanza el sentido común de muchos creyentes, claros testimonios de esta buena nueva del cristianismo para los pobres y las víctimas.

¿Se puede ser santo de otro modo? Es posible. Dios hace maravillas. Pero 'el otro camino' está muy claro en el Evangelio y los creyentes de a pie lo tenemos por más cristiano con muy buenas razones. El resto de la gente, la que mira a Jesucristo con más o menos interés y afecto, también ha memorizado esta sutileza evangélica sobre los pobres y las víctimas como predilectos del Señor. De hecho, a ella apelan cuando critican o valoran la vida de la Iglesia en esta sociedad. Luego algo habrá cuando el sentido común de todos converge en la misma dirección. Dicho lo cual, ya se sabe, ¡muchos últimos serán primeros y muchos primeros, últimos!

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