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Crónica:PALACIO VISTALEGRE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cuando un artista se va

Una ovación de gala saludó, durante todo el paseíllo, a un artísta de cuerpo entero, que al terminar la corrida se cortó la coleta. Se llama Curro Vázquez, y como era de esperar en tarde trascendental, dejó pinceladas, destellos y páginas indelebles, que será imposible olvidar, a cuanto privilegiado pudo ver con sus ojos, la sutil esencia de un torero irremediable. De cante grande.

Curro Vázquez tuvo el detalle, por otra parte necesario, de compartir el saludo de la afición con El Juli, en una tarde que terminó siendo triunfal para el torero madrileño, afincado en Velilla de San Antonio, pues le cortó las orejas y el rabo al sexto toro de la tarde, tras una faena completa de capote y muleta, que pasará a su historia personal, y a la de la moderna plaza de Vistalegre, ya queEl Juli llegó a recrearse en el toreo a la verónica, así como al correr la mano, tanto al natural como por redondos de mano diestra, de trazo que llegó a ser de temple inmaculado. Pero vayamos por partes.

Varias ganaderías / Vázquez, El Juli

Toros de 1º Las Ramblas, manejable y flojo; 2º Daniel Ruiz, lesionado y devuelto; sobrero de Pedro y Verónica Gutiérrez, chico y manso; 3º El Pilar, encastado; 4º Baltasar Ibán, con genio; 5º P. y V. Gutiérrez, manso y reservón; 6º de Toros de Cortés, nobilísimo, se le dio la vuelta al ruedo. Curro Vázquez: dos pinchazos, estocada caída y descabello (palmas); pinchazo hondo soltando y media estocada (ovación); media caída, media estocada delantera y descabello (ovación y saludo en los medios). El Juli: pinchazo hondo soltando y estocada (ovación); pinchazo hondo perdiendo muleta, estocada trasera y descabello (oreja); -aviso- estocada (dos orejas y rabo). Palacio Vistalegre. 4 de octubre. Tres cuartos de entrada.

El sexto toro fue extraordinario para interpretar el toreo. Por su nobleza, son y codicia cuando se le citaba, ya que parecía pensar que la tela escarlata, o la franela colorada, eran de caramelo, nata y ensueño. Así que El Juli lo saludó por verónicas limpias, mecidas, de mano a la bragueta, que enardecieron al personal. Mejoró la cosa en el quite, que también interpretó de manera fundamental. Para después tener el gesto de sacar al sobresaliente, David Saleri, que se lució por gaoneras, y de luego invitar al maestro que se despedía, quien bordó el lance a la verónica con armonía, saber y dulzura. La faena de El Juli, está dicho, sería pura y sentida, sacó una vena artística a relucir, muy de agradecer en cualquier tiempo. En su primero, un becerro indecoroso, estuvo fácil y técnico. Y en su segundo, que tenía genio, peleón y dispuesto.

Curro Vázquez dibujó una media maravillosa, solitaria y perfecta en su primero. En el que dejó chispazos de empaque y señorío en el ruedo, que pisa con profundo latir, la naturalidad por bandera, en naturales y derechazos impecables sin ligar. Luego en su segundo, dio un recital de hermosura sin par, al lancear con suave compás, y regalarnos dos quites seguidos, que supieron a gloria, y que derrocharon cadencia y misterio. A la faena de muleta, sin redondear, el toro tenia guasa, no le faltó gramos de esencia y temple.

El Juli salió a hombros, en fin, y Curro Vázquez, un artista aquilatado, interprete del toreo eterno por derecho propio, paso a paso, sobre una arena que, con profundo respeto, ha sabido sembrar de oro y mirra torera.

Curro Vázquez y El Juli saludándose tras el memorable tercio de quites del sexto toro.
Curro Vázquez y El Juli saludándose tras el memorable tercio de quites del sexto toro.MANUEL ESCALERA

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